Santa Justa

Santa Justa y Santa Rufina

Santa Rufina

Compañera de Santa Justa, ambos lienzos fueron realizados por Murillo entre 1660-70, tratando a ambas figuras como si de mujeres de la burguesía se tratara.

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son las patronas de Sevilla y su representación es muy popular en la capital andaluza. Se trata de dos hermanas alfareras que formaban parte de la clandestina comunidad cristiana de Sevilla durante el siglo III. Se negaron a financiar al ídolo local Salambó por lo que fueron condenadas a prisión y martirizadas. Esta es la razón por la que en este cuadro Murillo pinta a una de las santas portando cacharros y con la palma del martirio en la mano. La santa está representada como una joven sevillana del siglo XVII, secularizando la figura que más bien parece tratarse de un retrato profano debido a la belleza, elegancia y sensualidad de la modelo. El tamaño de los dos lienzos ha hecho pensar que se trataría de cuadros de devoción personal, encargados por algún cliente particular. Para el retablo de los Capuchinos de Sevilla pintará Murillo un gran lienzo

Santas Justa y Rufina

Lienzo realizado por Murillo en 1665-66 para el Convento de los Capuchinos de Sevilla, convirtiéndose en una de las imágenes más populares del artista.

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con las dos santas juntas que tendrá mucha devoción, siendo tomado como inspiración dos siglos después por Goya

Francisco José de Goya y Lucientes

Pintor español (1746-1828) a caballo entre dos siglos, su obra resulta inclasificable. Inicia su aprendizaje con un pintor barroco zaragozano para después trasladarse a Madrid, donde conoce el Neoclasicismo en el taller de Francisco Bayeu. Iniciará en 1774 su producción de cartones para tapices, en los que representa diferentes escenas de la vida popular madrileña. Desde 1792 se hará con el cargo de retratista oficial de la Corte, con el que conseguirá importantes fama y éxito económico, interesándose por la personalidad de sus modelos. La Guerra de la Independencia provoca un cambio radical en su obra, que se hace más triste y oscura como constatan las Pinturas Negras, anticipos del Romanticismo. No debemos olvidar sus maravillosas series de grabados, en las que se muestra mucho más ácido y crítico que en sus lienzos.

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