San Antonio de Padua

El convento de San Pascual de Aranjuez, cuya iglesia decoró Tiépolo, era de franciscanos alcantarinos por lo que todos los santos que pintó el artista llevan el hábito franciscano. San Antonio ha caído de rodillas ante el milagro de la aparición del Niño en sus manos, acompañado de dos querubines. El cesto y las flores que llevaba el santo han quedado caídas en las escaleras, mientras al fondo un monje contempla sobrecogido el milagro. La escena es bastante abigarrada, dando la sensación de agobio espacial. Las aperturas de la ventana y la puerta del fondo no son suficientes ya que la perspectiva se corta. Sí es un acierto el colocar las escaleras en primer plano para crear el efecto de altura al estar el lienzo colocado en un altar. Como la mayor parte de las figuras de Tiépolo, éstas son también duras, casi acartonadas. Entre el Niño y el santo no existe relación porque San Antonio mira pero no ve, parece en completo éxtasis. La iluminación es correcta al enfocar a los principales protagonistas dejando el resto en semipenumbra. La importancia de la obra tuvo repercusiones en Bayeu

Francisco Bayeu y Subías

Este pintor zaragozano evolucionó del rococó a un neoclasicismo académico. Fue discípulo de A. R. Mengs.En sus primeras obras estuvo influido por Lucas Jordán pero más tarde las irá transformando hacia un estilo neoclásico como Mengs.

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y en el propio Goya

Francisco José de Goya y Lucientes

Pintor español (1746-1828) a caballo entre dos siglos, su obra resulta inclasificable. Inicia su aprendizaje con un pintor barroco zaragozano para después trasladarse a Madrid, donde conoce el Neoclasicismo en el taller de Francisco Bayeu. Iniciará en 1774 su producción de cartones para tapices, en los que representa diferentes escenas de la vida popular madrileña. Desde 1792 se hará con el cargo de retratista oficial de la Corte, con el que conseguirá importantes fama y éxito económico, interesándose por la personalidad de sus modelos. La Guerra de la Independencia provoca un cambio radical en su obra, que se hace más triste y oscura como constatan las Pinturas Negras, anticipos del Romanticismo. No debemos olvidar sus maravillosas series de grabados, en las que se muestra mucho más ácido y crítico que en sus lienzos.

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