Rómulo, conquistador de Acron

Datos principales


Autor

J. Auguste Dominique Ingres

Fecha

1812

Estilo

Neoclasicismo Francés

Material

Témpera

Dimensiones

276 x 530 cm.

Museo

Escuela de Bellas Artes de París

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Ingres pintó este gran lienzo para una necesidad muy concreta: el retorno triunfal de Napoleón a Roma. Este retorno nunca se produjo, pues Napoleón no consiguió salir triunfante de la campaña rusa, donde perdió a millares de hombres y su fuerza quedó muy disminuida. Sin embargo, el optimismo de entonces tenía fe en su victoria y Roma entera se preparó para recibir al emperador. Entre los fastos que se preparaban, estaba la sustitución del Papa por Napoleón en la residencia del Palazzo del Quirinal. El acto significaría la sustitución del poder religioso por el poder civil de Napoleón. Por ello, se encargó a Ingres parte de la nueva decoración de las estancias que habría de usar el emperador. Fruto del encargo son el Sueño de Ossián y Rómulo, conquistador de Acrón. Cada cuadro proviene de los dos libros favoritos de Napoleón, los poemas épicos del bardo nórdico Ossián y las Vidas de Plutarco. Cada uno de los dos temas mostraría el poder triunfal en la tierra y lo efímero de la victoria en el mundo de los sueños. El momento que Ingres elige de las Vidas es el de la victoria de Rómulo frente a los pueblos que rodeaban la recién creada Roma. Este tema daba refrendo al poder imperial de Napoleón, que se había enfrentado con todas las naciones circundantes para crear un nuevo sistema. En el cuadro podemos ver la figura de Rómulo, vestido con manto púrpura y coronado por una corona de laurel fundida en oro. Al otro lado, caído en el suelo, se encuentra el cadáver de Acrón, a quien Rómulo ha vencido en combate singular. El héroe ha despojado al rey Acrón de sus armas míticas que se lleva a Roma para ofrecerlas a Júpiter. Este pasaje legendario se considera el origen de los Triunfos romanos, aquellas entradas del general victorioso en Roma, acompañado del botín y su ejército, para ser aclamado por el pueblo. Como puede verse, el paralelismo que Ingres pretendía establecer con Napoleón se orienta a justificar el mandato del nuevo emperador de Roma y toda Europa.

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