Palafox

Datos principales


Autor

Francisco José de Goya y Lucientes

Fecha

1814

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

248 x 224 cm.

Museo

Museo del Prado

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Una vez acabada la Guerra de la Independencia, Goya realizará tres obras cumbres: el Dos de Mayo, el Tres de Mayo y el retrato ecuestre del General Palafox que aquí contemplamos.José Rebolledo de Palafox y Melci consiguió defender la ciudad de Zaragoza frente al ataque francés, sitiadores de la capital aragonesa en dos ocasiones en un espacio inferior a seis meses. Tras negarse a capitular en el segundo sitio, Palafox fue hecho prisionero y llevado a Valençay. En 1814 regresó a España donde fue recibido como un héroe, encargando posiblemente este retrato a Goya. El pintor solicitó 100 doblones por el cuadro, pero la mala situación económica del general hizo que no se llegara a un acuerdo entre las partes, adquiriéndolo en 1831 al hijo del pintor.Aunque Goya no era muy amigo de los retratos ecuestres, admitiendo que era lo más dificil para un pintor, tuvo que enfrentarse con ellos en varias ocasiones a lo largo de su vida - veanse los de Carlos IV o María Luisa de Parma, inspirados ambos en Velázquez -. En el del General Palafox se aparta del estilo del sevillano para otorgar un mayor efecto de movimiento a la composición. Da la sensación de estar realizado para ser contemplado en alto, recurriendo al escorzo del caballo - que se introduce en una clara diagonal hacia el fondo de la imagen - y al del jinete, mostrándonos el ímpetu del militar en la defensa de Zaragoza. Al fondo, obtenido a base de manchas de color, se observa un efecto de incendio que aludiría a la batalla.Las condecoraciones y las charreteras del uniforme del general están realizadas sin matizaciones, con una pincelada rápida y vibrante, pero sin omitarlas, mostrando de esta manera su capacidad para insinuar sin tener que matizar. Desgraciadamente, este estilo tendra escaso éxito a partir de la llegada a Madrid de Vicente López, cuya meticulosidad y preciosismo se harán rapidamente con la clientela aristocrática, dejando a Goya sin clientes a los que retratar.

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