Máscara funeraria de Tutankhamón

Antes del descubrimiento de la tumba de Tutankhamon ninguna sepultura de un rey egipcio se había encontrado en su sitio original. El descubrimiento de la tumba se realizó en 1922, siendo Howard Carter el director de la excavación y Lord Carnavon el mecenas. Cuando Carter estaba a punto de abandonar la empresa, la suerte le sonrió, poniendo al descubierto la primera de una serie de dieciséis gradas que llevaban a una puerta sellada en el subsuelo. Los sellos de la guardia de la necrópolis estaban intactos y lo mismo otro sello con el nombre ansiado: Tutankhamon. Se iniciaban así cuatro años de excavación llenos de descubrimientos sensacionales.

Entre 1552-1335 a.C. se desarrolla la XVIII Dinastía, momento de máximo esplendor egipcio tanto en el aspecto interior como en el exterior. Ahmose será el fundador de esta gloriosa dinastía y algunos de los miembros más destacados serán la reina Hatshepsut (1503-1490 a. C.); Tutmés III (1490-1436); Amenofis III (1403-1364) y Amenofis IV (1364-1347).

Faraón egipcio (1549-1540 a.C.) miembro de la XVIII Dinastía y sucesor de Semenkhare. Restableció definitivamente el culto a Amón, acabando con el cisma amarniense, aunque haya pasado a la historia por el magnífico tesoro de su tumba.

Casi en su totalidad, y hasta el techo mismo, estaba ocupada por un enorme armario de madera de roble chapada en oro. Cuando los exploradores abrieron las puertas del armario, se encontraron ante las puertas de un segundo. Los armarios resultaron ser cuatro, unos dentro de otros, y compuestos de un total de ochenta piezas, de entre 250 y 750 kilos cada una. Una vez abiertos los armarios, quedó al descubierto un sarcófago de cuarcita, con tapa de granito rojo, todo cubierto de inscripciones y símbolos. En su interior había tres ataúdes, en uno de los cuales estaba sepultada la monia.