Lot y sus hijas

Datos principales


Autor

Francesco Furini

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

123 x 30 cm.

Museo

Museo del Prado

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La pintura toscana del Seicento, sin olvidar su concepción diseñadora, osciló entre el sensualismo dulzón de Francesco Furini y la acicalada devocionalidad de Carlo Dolci. Furini pasó buena parte de su juventud en Roma y a su regreso a Florencia, en 1623, alcanzó un importante éxito gracias a una serie de pinturas cuya temática principal es el desnudo femenino, presentado por el artista entre envolventes efectos lumínicos y delicados esfumados cromáticos, acentuando de esta manera la sensualidad de las formas. El éxito le permitirá contar incluso con clientes extranjeros. Lot y sus hijas es una buena muestra de su estilo. Lot habitaba en la libertina Sodoma y no duda en invitar a alojarse en su casa a los ángeles que Yahvé había enviado para destruir la ciudad. Los sodomitas, enterados de la llegada de extranjeros, se presentan ante la casa de Lot y reclaman que éstos les sean entregados para satisfacer sus deseos sexuales. Lot se niega a ofrecer a sus huéspedes a la masa enfurecida, entregándoles la virginidad de sus dos hijas, ofrecimiento que los sodomitas rechazan. Cuando la casa de Lot es cercada y los habitantes de la ciudad se disponen a linchar a Lot y a capturar a los ángeles, Dios ciega temporalmente a los sitiadores. Los ángeles informan a Lot del futuro inmediato de la ciudad y le conminan a abandonarla en compañía de su familia, invitándoles a no mirar nunca hacia atrás. La esposa de Lot no seguirá las instrucciones y se convertirá en estatua de sal.

Una vez a salvo, las hijas de Lot le emborracharon y yacieron con él por turnos, quedando inmediatamente embarazadas. El hijo de la mayor se llamó Moab (moabitas) y el de la menor Ben Ammí (amitas). Furini nos presenta a las hijas vírgenes envueltas en delicadas telas transparentes que apenas ocultan su desnudez, una de ellas de espaldas y la otra de perfil, mientras Lot observa con gesto de sorpresa a las jóvenes. Las figuras se recortan ante un fondo neutro y reciben un potente foco de luz que acentúa el contraste entre fondo y primer plano, en un estilo que recuerda al naturalismo tenebrista de Caravaggio. La sensualidad de ambas figuras femeninas, de piel nacarada, también contrasta con la piel del padre, más tostada por el sol. El gesto de Lot agarrando a sus dos hijas por la cintura remarca el reducido esquema compositivo de la escena, creándose un atractivo juego de diagonales entre las miradas de los tres personajes. Otro elemento destacable es el detallismo de la botella y la copa que la hija de espaldas ofrece al padre para embriagarle. El resultado es una obra cargada de erotismo, a pesar del truculento e incestuoso asunto.

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