Jesús y los Doctores

Datos principales


Autor

Juan De Valdés Leal

Fecha

1686

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

200 x 215 cm.

Museo

Museo del Prado

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Lienzo barroco, podemos advertir las características típicas del estilo en varios puntos. Uno de ellos es lo complicado de la composición, que pone el punto de atención en el ángulo superior derecho, con un centro prácticamente vacío. La forma que el espectador tiene de llegar hasta allí es siguiendo con la mirada a todos los personajes que aparecen en la escena, puesto que todos ellos miran y se orientan con sus gestos a la figura elevada de Jesús niño. El lugar donde se desarrolla la acción es de lo más heterogéneo. El artista sevillano ha imaginado un templo pagano compuesto por elementos tan diversos como una galería gótica de bóvedas de crucería, un pilar renacentista cubierto de relieves de vegetación exuberante, una balaustrada de fantasía, en el mejor barroco de Borromini, y un altar o podio, donde Jesús se ha encaramado, que muy bien podría recordar los sagrarios de mármol y oro de las iglesias granadinas y sevillanas. Lo mismo podría aplicarse a los vestidos de los personajes, que van desde las sencillas túnicas con manto romano de San José, la Virgen y Jesús, hasta los turbantes y los brocados de las batas de los doctores judíos, entre los que incluso aparece uno con gorro frigio rojo. Este toque extravagante es propio del Barroco, que trata de sorprender y embelesar la vista y los sentidos, lo cual consigue con otros recursos. Uno de ellos es la mezcla de perspectivas: una galería en tremenda fuga diagonal hacia el fondo, un primer plano abigarrado de personajes y una galería lejana, de serenidad clásica. Los colores también cooperan con la diversidad, puesto que son densos, alegres, luminosos, con predominio de rojos y dorados, al mejor estilo de Murillo. La escena muestra a Jesús subido en una especie de altar, para poder ser visto por los doctores judíos, que consultan los pliegos de la Ley y le formulan preguntas sin salir de su asombro. En la galería elevada, un grupo de curiosos contempla tranquilamente la escena. Por la izquierda, con grandes gestos de desesperación, asoman los padres de Jesús, que al fin le han encontrado. Es una ingeniosa composición de un maestro del Barroco sevillano, Valdés Leal.

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