Hércules entre la Virtud y el Vicio

Datos principales


Autor

Mariano Salvador Maella

Fecha

1766

Estilo

Neoclasicismo Español

Material

Fresco

Museo

Palacio Real (Madrid)

Contenidos relacionados


Debido a la brillante carrera del joven Maella, Antón Rafael Mengs se fijó en él y le contrató para formar parte de su equipo de colaboradores en la decoración del Palacio Real de Madrid. Corrían los años centrales de la década de 1760, ejecutando Mariano uno de los frescos más espectaculares del momento: Hércules entre la Virtud y el Vicio, destinado a la pieza de vestir del Príncipe, hoy salón de Armas. El héroe mitológico siempre se ha considerado el origen de la Monarquía española por lo que tiene un importante papel en la iconografía palatina hispana. Hércules se nos muestra acompañado por dos jóvenes que representan la Virtud y el Vicio. El héroe se presenta joven, sentado sobre una roca en actitud pensativa. La Virtud se coloca a su derecha, representada como una mujer de noble aspecto que señala el Templo de la Fama, la recompensa obtenida si se sigue el camino que ella indica. El Templo se exhibe al fondo, sobre el monte Parnaso, siendo un largo y complicado camino el que lleva a él. Dos personajes en primer plano escriben sobre el Tiempo, elogiando la Virtud a las generaciones futuras. A la izquierda de Hércules encontramos al Vicio, vestida provocativamente, portando una corona de guirnaldas y ofreciendo otra al héroe. Cupido preparando sus flechas aparece junto a ella, observándose al fondo el templo de la Prostitución ante el que danza una bacante en pleno frenesí, junto a un muchacho dormido. Dioses en la parte superior están expectantes ante la elección de Hércules, bajando Minerva para influir positivamente en la decisión del héroe. La perspectiva conseguida por Maella es destacable, distribuyendo las figuras por el espacio con maestría, enlazando las figuras de la zona terrenal con la celestial a través de Minerva. Los personajes están sabiamente modelados, interesándose por la anatomía y la monumentalidad de las figuras, siguiendo los dictados neoclásicos de Mengs al igual que las vestimentas y sus pliegues. El colorido es bastante suave al encontrarnos ante un fresco, destacando el contraste entre las carnaciones de los mortales y de los dioses.

Compartir