Floris Soop como abanderado

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Debido a la situación política que se vivía en los Países Bajos en el siglo XVII, en permanente lucha contra España, las milicias ciudadanas tomaron un importante papel. Uno de los miembros más importantes de esas milicias serían los abanderados, valerosos héroes que corrían el mayor riesgo y cuya valentía era una garantía del heroísmo de toda la tropa. Inicialmente se retrataron formando parte de la milicia - véase La ronda de noche - pero pasado el tiempo posaron individualmente como en este excelente retrato de Floris Soop o el Abanderado. Floris lleva el uniforme de la milicia, sombrero incluido, y exhibe con orgullo su bandera, apreciándose el mástil dorado que sujeta con fuerza y gallardía. Su rostro parece concentrar el sufrimiento de la guerra, mostrando cierta tristeza. Una vez más, la iluminación vuelve a ser protagonista de la composición, impactando en el rostro y en la parte superior del torso para dejar el resto en semipenumbra, tomando como referencia a Caravaggio a través de Pieter Lastman. Las tonalidades oscuras dominan el conjunto, aplicadas con una pincelada rápida y abocetada, dentro de la "manera áspera" que identifica los trabajos de estos últimos años.

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