Todas las culturas protohistóricas que se desarrollaron en Mesopotamia entre 6750-2900 a.C. siguieron un proceso evolutivo que, partiendo de la simple ocupación estable de un lugar, alcanzaron la domesticación de animales y vegetales, la utilización de la cerámica, el empleo del tapial o arcilla aglomerada y del adobe, la confección de figurillas de barro y metal, la erección de templos, tumbas y viviendas, así como el desarrollo de un activo comercio. Qalaat Jarmo (6750-4950), Hassuna (5800-5500), Tell Halaf (5500-4500), El Obeid (4800-3750) y Uruk (3750-3150) serán las más importantes.
, considerada la época de esplendor de la plástica protohistórica
La escultura y el relieve
Figurillas de arcilla, alabastro, terracota, caliza, obsidiana u otras piedras que representan a animales, dignatarios desnudos, prisioneros o diosas-madre serán las esculturas características de la etapa protohistórica mesopotámica. La época de Jemdet Nasr significó la edad de oro de la plástica protohistórica, con soberbios ejemplares tanto relivarios como de bulto redondo.