Estudio del pintor

Datos principales


Autor

Gustave Courbet

Fecha

1854-55

Estilo

Realismo Francés

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

359 x 598 cm.

Museo

Museo de Orsay

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Courbet detalló las características del cuadro en carta fechada en diciembre de 1854 y dirigida a su conocido Bruyas: "Tiene treinta figuras de tamaño natural. Es la historia moral y física de un taller. Están todas las personas que me sirven y que participan en mi trabajo. La titularé primera serie, porque espero hacer pasar por mi estudio a toda la sociedad y expresar mis inclinaciones y mis repulsas. Tengo dos meses y medio para terminarlo y, por tanto, será preciso que vaya a París para hacer desnudos, de modo que en total me quedan dos días para cada figura. Usted se da cuenta de que no voy a divertirme... Ahora debería enviarme mi retrato de perfil y su retrato, los dos que he hecho en Montpellier, y la fotografía de la mujer desnuda de la que le he hablado. La pintaré detrás de mi silla y en el centro del cuadro. Después viene el retrato de usted y los retratos de los artistas que tienten ideas realistas". En otra misiva escrita a su amigo Champfleury cuenta todo el proceso de ejecución de la obra y cuáles eran sus intenciones. En ella afirma que "mostrará que todavía no estoy muerto, y el realismo tampoco" siendo considerada esta bella escena como un verdadero manifiesto del estilo que Courbet defendía. La obra muestra al pintor en su taller, trabajando en un cuadro de temática paisajística; junto a él, a la derecha, una mujer desnuda se cubre con un paño, es identificada como alegoría de la Verdad. A la izquierda contemplamos a un niño de espaldas, la representación de la Inocencia.

El grupo de figuras que se sitúa en la zona de la derecha son "los amigos, los trabajadores, los aficionados del mundo del arte" y el de la izquierda es el "otro mundo de la vida trivial, el pueblo, la miseria, la pobreza, la riqueza, los explotados, las gentes que viven de la muerte". Ante estos dos mundos contrastados el pintor se coloca en el medio, quizá en su intención de no olvidar nada de la sociedad que le rodea, quizá como un modelo para esa sociedad al trabajar con total libertad. El estilo de Courbet continúa siendo seguro y firme, mostrando un poderoso dibujo y un interés por las tonalidades oscuras inspiradas en el arte barroco que tanto admiró en su juventud, durante sus visitas al Louvre. La iluminación impacta en la zona central, destacando el paisaje que pinta el maestro y la figura de la Verdad, quedando el fondo en semipenumbra. Al incluir el retrato del pintor en el lienzo se especula sobre una inspiración en Las Meninas de Velázquez, uno de sus pintores más admirados junto a Rembrandt. Cuando Courbet presentó esta obra a la organización de la Exposición Universal de París del año 1855 fue rotundamente rechazada, organizando una exhibición paralela en un barracón frente a los recintos de la muestra oficial, que tuvo un considerable éxito de público y crítica.

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