En el velero

Datos principales


Autor

Caspar David Friedrich

Fecha

1819

Estilo

Romanticismo Alemán

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

71 x 56 cm.

Museo

Museo del Hermitage

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Su matrimonio con Carolina Bommer en enero de 1818 no modificó ni la manera de pensar ni la actitud vital de Friedrich. Sí introdujo un nuevo motivo en su pintura: el de la figura femenina, con todas las resonancias formales y afectivas que ello conllevaba. Realizó esta obra en Dresde entre 1818 y 1819, al poco de retornar de su viaje de bodas a Greifswald y Rügen, al igual que hiciera con Rocas cretáceas en Rügen. Los personajes aquí representados son similares a los de aquel cuadro: Friedrich, en traje tradicional, y su esposa, en rojo de nuevo, vestida a la moda, se dirigen, en la proa de un velero, hacia una ciudad de perfil gótico situada en una indeterminada lejanía. Desde ese 1818, Friedrich compartirá su "navigatio vitae" con su esposa, su recorrido vital en busca de la vida eterna, la ciudad celestial. La obra se compone de varios dibujos realizados durante su viaje de bodas. Para la silueta de la ciudad se basó, casi con seguridad, en edificios de Greifswald, Dresde y Stralsund, aunque modificados con libertad. Desde un punto de vista formal, su colorido es más ligero que en años anteriores y la composición está menos dominada por una voluntad geometrizante, cuya meta es la estricta simetría. El lado derecho, o sotavento, se encuentra determinada por el mástil y las velas desplegadas, representadas parcialmente, al igual que el velero, que Freidrich ha partido convencionalmente a la mitad. El punto de vista se sitúa en el timón, en popa, de manera que el espectador entra silenciosamente en el velero, sin que los esposos, abstraídos en la contemplación de la ciudad, lo perciban. La simbología de esta obra, adquirida en 1820 por el Zar Nicolas I, a la sazón en Dresde en su viaje de bodas, ha suscitado numerosas interpretaciones. Las tres principales hablan del "viaje de la vida"; de las aspiraciones políticas de los "demagogos" revolucionarios alemanes, entre los que militaba Friedrich; por último, de una premonición de la felicidad cercana. En cualquier caso, parece que estos aspectos son compatibles y no se excluyen.

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