Dos hombres en la playa a la luz de la luna

Datos principales


Autor

Caspar David Friedrich

Fecha

1817

Estilo

Romanticismo Alemán

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

51 x 66 cm.

Museo

Staatliche Museen de Berlín

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Una de las series más famosas de Friedrich es la compuesta por parejas de personajes, siempre de espaldas, contemplando la luna en diversas situaciones, que, aunque está formada por obras de distintas épocas, tuvo una mayor presencia entre 1816 y 1820. Algunas alcanzaron cierta notoriedad, como Dos hombres contemplando la luna, de 1819. Tres años antes llevó a cabo este óleo, expuesto en la Academia de Dresde en 1817, con el título 'Paisaje al claro de luna'. Es uno de los primeros paisajes lunares de Friedrich. En él establece lo que será la iconografía básica de esta serie: dos hombres, vestidos con el traje típico germánico, contemplan la luna al atardecer; se han alejado de la orilla y situado, en el centro de la composición, sobre dos rocas. Uno de ellos se apoya en el característico bastón que acompañaba al pintor en todos sus paseos. A pesar de la oscuridad, los contornos son claros y definidos, como correspondería a horas más tempranas. La luna ocupa el centro de la composición, de característica simetría; su luz, al estilo de las vistas marinas de Claudio de Lorena, se refleja en las aguas y alcanza, de este modo, el primer plano. A su vez, esta luz se reparte sobre el horizonte en una amplia elipse, esquema compositivo que había empleado en su Puerto a la luz de la luna, de 1811, y retomará en 1818 en Noche. La luna fue uno de los motivos más queridos de Friedrich a lo largo de su atormentada vida. El pintor, quien salía a pasear todos los días al amanecer en solitario y al anochecer, acompañado, sentía, como todos los románticos, que "la obra verdaderamente auténtica es concebida en una hora sagrada, nace en una hora bendita".

Esta hora era el anochecer. Sin embargo, el significado que la luna tuviera dentro de su peculiar panteísmo no está muy claro. Es evidente que, acorde con la tradición iconográfica cristiana, la luna representa a Cristo. Por otra parte, Friedrich se inscribe en el contexto del Romanticismo a la hora de considerar al astro nocturno como emanación del mundo de las almas, el vínculo entre éste y el universo metafísico del más allá. Por ello, su detenida contemplación motivaba una meditación de tipo espiritual; de ella nacía la obra pictórica: "Piensa en cada vibración pura de tu alma como santa; considera santo cada devoto presentimiento, pues es el Arte en nosotros. En un momento inspirado tomará forma visible, y esa forma es tu cuadro". Esta intuición de Friedrich será compartida por numerosos escritores y poetas románticos, especialmente en Alemania; en algunos pintores entroncará con el ossianismo o alcanzará a maestros menos espiritualizados como Ingres o Goya.

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