Dama al virginal

Datos principales


Autor

Jan,Johannes Vermeer

Fecha

1672-73 h.

Estilo

Barroco Centroeuropeo

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

51,7 x 45,2 cm.

Museo

National Gallery de Londres

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Buena parte de los especialistas consideran que los asuntos musicales pintados por Vermeer están relacionados con alusiones a la seducción, por lo que nos encontramos ante obras de clara intención moralizante. La joven que aquí contemplamos, elegantemente vestida y ataviada con un collar de perlas, aparece de pie, tocando el virginal y dirigiendo su mirada hacia el espectador. Como es habitual en los trabajos del maestro, la escena se desarrolla en un interior burgués, destacando el zócalo con azulejos de figuras y la bicromía del suelo, así como los amplios ventanales de la izquierda que permiten penetrar un amplio haz de luz que ilumina toda la estancia. En primer plano nos encontramos ante una silla tapizada en azul, elemento típico de la pintura de Vermeer que siempre ubica algún objeto cercano al espectador para enlazar -o alejar, según se considere- con sus figuras. En la pared encontramos dos cuadros que se consideran claves interpretativas del asunto: un paisaje con marco dorado y el Cupido de Cesar van Everdingen -presente también en Clase de música interrumpida-; el dios del amor sostiene en su mano izquierda una carta, inspirado en un grabado de Otto van Veen, uno de los maestros de Rubens. Se considera que esta alusión al amor estaría relacionada con el amor único del marido, mientras que el nombre del instrumento musical que toca la dama se vincularía con la virginidad, asunto que preocupaba especialmente a los moralistas de la época.

El gesto risueño de Cupido podría aludir a la duda ante la virginidad de la muchacha, ironizando sobre uno de los temas fundamentales de la moral social de la época moderna. Técnicamente, nos encontramos con una obra de gran calidad al interesarse Vermeer por los tonos brillantes -azules, amarillos, blancos- que se resaltan gracias al empleo de una iluminación potente y clara, creando contrastes lumínicos que recuerdan a los caravaggistas de Utrecht, sin renunciar a la influencia de Rembrandt. Las calidades de las telas y de los diferentes objetos están representadas de manera acertada, a pesar de la sensación atmosférica que envuelve la estancia. El resultado es una obra de gran impacto visual, relacionada en el tema con la Mujer sentada tocando el virginal.

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