Copón. Taller de Limoges

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Museo

Museo Arqueológico Nacional

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No existe un único trazado del Camino de Santiago, aunque la mayoría de las vías que atraviesan los Pirineos desde Francia se unen en una ruta principal a partir del Ebro, encaminándose por Burgos y León hacia Galicia. Pero el Camino de Santiago, más que una vía, es un fenómeno religioso y un hecho cultural, porque a través de él legaron a la Península influencias religiosas y artísticas, además de productos europeos. Los objetos litúrgicos de esmalte de Limoges fueron uno de estos productos, muy apreciados en los centros religiosos situados a lo largo del Camino, a donde llegaban por donación o encargo. Con ellos llegaron también otros objetos suntuarios para las cortes nobiliarias y, sobre todo, vinieron las gentes que tenían los conocimientos técnicos para realizarlos y que enseñaron a otros. De Limoges proceden dos bandejas con escenas de caza y la representación de una coronación en el centro; una naveta decorada con ángeles en medallones y un copón que, a este motivo, une el anagrama de Cristo, alusivo a su función. Estos y otros productos tuvieron tal éxito que generaron imitaciones locales, como las realizadas en el taller instalado en el monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos).

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