Ciego de la guitarra

Datos principales


Autor

Francisco José de Goya y Lucientes

Fecha

1778

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

260 X 311 cm.

Museo

Museo del Prado

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El Ciego de la guitarra es uno de los cartones que más problemas dio a Goya, ya que lo tuvo que rectificar en varias ocasiones por ser excesivamente grande y tener muchas figuras para los oficiales de tapicería de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, que cobraban por unidad de superficie no por horas o por figuras. Su destino, como tapiz, era el dormitorio de los Príncipes de Asturias en el Palacio de El Pardo, lugar para el que estuvo el maestro trabajando durante dos años.El tema elegido es el popular ciego, que aparece acompañado por su lazarillo, cuya mirada y gesto picaresco atrae nuestra atención. El ciego toca la guitarra y canta romances o cuenta noticias. A su alrededor, se ha reunido un grupo de embozados y dos mozas que miran al hombre elegantemente vestido, el cual hace ademán de tocarse la cartera. Esta parte podría aludir a la representación de una escena de prostitución, de manera muy solapada. Junto al grupo, hay también un negrito vendiendo agua, mientras en primer plano encontramos dos niños que parecen sacados de la pintura inglesa, concretamente de un cuadro de Hogarth. Al fondo, apreciamos un puesto de melones y sandías, tan populares en los veranos madrileños, incluso en la actualidad.La composición esta representada siguiendo la pirámide que Mengs aconsejaba, como ya hizo el maestro en la Cometa. Pero el color y la luz llaman más nuestra atención que la disposición de los personajes; el empleo en la zona izquierda de las tonalidades terrosas que recuerdan al Velázquez sevillano, mientras que en la zona de la derecha apreciamos un colorido muy vivo que otorga una enorme alegría a la escena. Mientras tanto, la luz impacta de lleno en las mujeres y el hombre que protagonizan indirectamente la obra, y consigue unos excelentes reflejos metálicos en los cacharros de agua que porta el joven de raza negra. La pincelada es cada vez más suelta, anticipando obras en la que la mancha será la principal protagonista, como la Lechera de Burdeos o el retrato de Muguiro.

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