Catedral de Chartres

Datos principales


Autor

AUTOR ANONIMO,Anonymous artist

Fecha

Siglo XIII

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La catedral de Chartres es el edificio más paradigmático dentro del modelo gótico. En 1194 un incendio destruyó la catedral de Chartres. Otro anterior ya había obligado a reconstruir la fachada occidental y fue esta zona, junto con el tramo de nave inmediato cubierto con bóveda, y las dos torres de los extremos, la única que se salvó. La gravedad de este segundo incendio, favorecido por la cubierta de madera que por entonces aún tenía la iglesia, obligó a una reconstrucción total. Aunque indudablemente se respetó la organización que presentaba la cabecera preexistente, y el mantenimiento de la Portada Real supuso optar por las usuales tres naves en la zona de los pies, lo restante del edificio se planteó desde unos presupuestos totalmente novedosos. Conocemos bastante las vicisitudes de este proyecto. Su financiación se fundó no sólo en la contribución a que estaban obligadas las parroquias de la diócesis. Fue proverbial en ella la aportación extraordinaria que consiguieron reunir los clérigos de Chartres que salieron a predicar los milagros de la Virgen, titular de la iglesia. El lugar, que ya era un santuario reputado, adquirió como consecuencia mayor fama por entonces, lo que también revirtió en la afluencia de fieles y, naturalmente, las donaciones se hicieron regulares. La iglesia se terminó en las proximidades de 1220. Realmente no es un lapso de tiempo muy largo el empleado en la edificación, y en la base de esta rapidez se halla necesariamente una buena financiación.

El edificio es arquetípico dentro del modelo del norte de Francia. Tiene tres naves en la zona de los pies, transepto también de tres naves y un testero extraordinariamente desarrollado con cinco naves y doble deambulatorio. Lo único que en planta no acaba de funcionar son las capillas abiertas en la cabecera, pues por la separación entre ellas, incluso por su planta circular, responden más a planteamientos románicos que a las nuevas experiencias ya puestas a punto en la abadía de Saint-Denis unos años antes. La organización del muro responde también al modelo genuinamente gótico, depurado tras diversos ensayos. Se superponen los tres niveles clásicos: arcos, ándito ya convertido en claristorio, y ventanas. Una de las particularidades de Chartres que resulta aún hoy más llamativa y que sin duda es emblemática en su exterior es la organización del muro con los contrafuertes y los arbotantes, como contrarresto del abovedamiento interior. No sólo por todo lo dicho, sino también porque es uno de los pocos edificios que conserva la práctica totalidad de sus vidrieras originales, Chartres deviene el monumento más sobresaliente entre todos los del siglo XIII. Su interior es, asimismo, uno de los que evocan con más autenticidad (merced a las vidrieras), el ambiente de las catedrales góticas.

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