Baile de máscaras en la ópera

Datos principales


Autor

Édouard Manet

Fecha

1873-74

Estilo

Impresionismo

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

59 x 72´5 cm.

Museo

National Gallery (Washington)

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Igual que había ocurrido con Música en las Tullerías, Manet se siente atraído por representar imágenes de la vida moderna, rompiendo con las tradicionales imágenes históricas del academicismo. Así, nos muestra un baile en la vieja Ópera de París, incendiada el 28 de octubre de 1873, por lo que existen ciertas controversias sobre si pintó el cuadro antes de la desgracia o fue ésta la que provocó la realización del lienzo. El artista se introduce en el ambiente festivo de la ópera, uno de los centros favoritos de la burguesía para encontrarse con los amigos y conocer a las jóvenes que trabajaban en la obra, con las que se relacionaban en el entreacto. Los aristócratas y las personalidades de moda llegaban en el segundo acto. Algunos amigos del pintor aparecen entre la multitud de chisteras; reconocemos al banquero Hecht, al crítico Théodore Duret, al compositor Chambret y al propio Manet, el segundo por la derecha. Al fondo se observa la estructura arquitectónica del edificio y las bellas lámparas de gas que servían para iluminarlo. El grupo de personajes se caracteriza por el contraste entre tonalidades oscuras y claras, uno de los recursos más habituales en las obras de Manet. Bien es cierto que introduce otros tonos, como el azul, el naranja o el verde, especialmente en el polichinela que aparece por la zona de la izquierda. Lo más interesante es el efecto realista conseguido, al crear una sensación atmosférica que desdibuja los contornos - recordando a Velázquez, su principal punto de referencia -.

La influencia de la fotografía, muy empleada en el Impresionismo, se aprecia al cortar los planos de la composición y mostrar incompletas las figuras de los laterales. La pincelada empleada es bastante suelta, sin dar demasiada importancia a los detalles, aunque la obra esté llena de ellos, como las flores, el abanico o los vestidos de las señoritas. Incluso emplea un carnet de baile tirado en el suelo, en la zona derecha, para firmar. Pero el preciosismo de años anteriores ha dejado de existir. Al ofrecer Manet una muestra de la vida nocturna parisina sirve de inmediato precedente de las obras de Toulouse-Lautrec. Esta bella escena fue vendida por el pintor al barítono Jean Baptiste Faure, quien se convertirá en uno de sus mejores clientes. Al ser presentada al Salón de 1874 fue rechazada por el jurado, lo que reiteró a Manet el escaso éxito de sus cuadros en los certámenes oficiales.

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