Autorretrato blando con bacon frito

Datos principales


Autor

Salvador Dalí Domènech

Fecha

1941

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

61´3 x 50´8 cm.

Museo

Fundación Gala-Salvador Dalí

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La imagen que vemos se convirtió en una de las más difundidas de toda la producción del artista catalán. Así, figuró en la portada del catálogo de la exposición que la Galería Julien Levy dedicó al artista en Nueva York en el año 1941. Existe un recuerdo preciso al arte metafísico que había practicado con enorme éxito el italiano Giorgio de Chirico. Ya no sólo por la presencia de una línea de horizonte tan limpia que provoca extrañamiento en el espectador. Sobre todo por los avances que De Chirico había realizado a la hora de buscar el valor expresivo que producen los materiales más diferentes entre sí. En De Chirico un busto de piedra puede acabar convirtiéndose en un rostro vivo, de carne y sangre. En este Autorretrato blando con bacon frito, Salvador Dalí asume como propio este aspecto, de modo que la forma extremadamente viscosa de su propio rostro se apoya en un pulcro y sólido pedestal de piedra, en el que está grabado el título del cuadro. Salvador Dalí gustaba de deformar su propio rostro, jugando así con su fisonomía como divertimento o como medio de expresión artística. Entre los primeros trabajos donde aparece esta peculiar actitud se encuentran Naturaleza muerta al claro de luna malva (1925), Cenicitas (1927) o El enigma del deseo (1929). Además, la presencia de las muletas como símbolo sexual también tenía ya una larga tradición en su carrera, en obras como Meditación sobre el arpa (1932-1934) o El enigma de Guillermo Tell (1933). Ese recurso a dibujar muletas también poseía un valor expresivo, porque su rigurosa dureza se contraponía de forma admirable con la blandura del resto del cuadro, como sucede en el cuadro que observamos. Las sombras muy rotundas también aportan dramatismo a una obra que lo pierde de manera intencionada en el enunciado del título.

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