Desarrollo del sufragio universal en Cortes Constituyentes de la II República

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Desarrollo


Campoamor estaba en la comisión redactora primera desde el inicio, sin faltar ni un solo día a las sesiones. Derechos electorales iguales para ambos sexos pasaron en Comisión sin problema alguno. La comisión daba por concluido con éxito su trabajo. Campoamor defendió su trabajo en la que fue su primera intervención en pleno en la Cámara. El texto constitucional tenía apoyos más que suficientes y el Proyecto se podía entregar para su debate. El sufragio universal parecía quedar asegurado. Pero cuando se aproximaba el debate en Pleno comenzaron a correr rumores en la Cámara. La "concesión del voto a la mujer" podría posponerse. El debate comienza con la intervención, poco seria, de Ayuso, que da como edad de voto para las mujeres los cuarenta y cinco años. En las actas se transparenta que el ambiente de la Cámara pierde nivel: comienzan ruidos, comentarios, bromas. Campoamor se indigna: "He de decir que lamento que cosas de esta entidad y de esta altura puedan tomarse como base de una broma indecorosa y soez". La voz de Campoamor es interrumpida por acusaciones de histerismo. Campoamor concluye "si fuésemos a deslizarnos por el camino de la broma y el ingenio... yo propondría muchas limitaciones para los varones. No las voy a enumerar". Pero Ayuso no se arredra y responde con nuevas e inoportunas bromas. El Presidente de la Cámara, Besteiro, tiene que recordarle que está dejando de ser ingenioso, así como pide que el debate no se prolongue. El nivel sigue descendiendo y lo peor llega cuando interviene Guerra del Río, de sus palabras se sigue que la minoría radical va a cambiar su voto.

Los suyos la están dejando sola. ¿Con quién contará si su propio partido, que la ha llevado en sus listas y colocado en la comisión redactora la deja sola? Guerra del Río dice que los radicales apoyan la igualdad entre los sexos, pero el voto de las mujeres es un peligro grave porque consideran que el voto femenino "se unirá a la extrema derecha"; en resumen, esta es la postura que los suyos salvo alguna excepción: "negar el voto a la mujer, no; pero que se reserve la república el derecho para concederlo en una ley electoral, para negarle al día siguiente si la mujer vota con los curas y la reacción (4)". Por si fuera poco claro, apostilla que lo mejor será "conceder ese voto en una ley que pueda ser derogada por las mismas Cortes que la votaran". Campoamor argumenta, desde bases iusnaturalistas que los derechos políticos de las mujeres son inalienables e imprescriptibles. Replica además que "no es posible sentar el principio de que se han de conceder unos derechos si han de ser conformes con lo que nosotros deseamos y, de no ser así, revocarlos el día de mañana. Eso no es democrático (5) ". Las mujeres en estas Constituyentes han podido ser elegidas; hay que terminar lo que se empieza. Se niega al derecho pasivo, ser elegida y no elegir. "nosotras aquí no representamos la voluntad femenina; somos una creación, casi puede decirse que una ficción ... con la que tratábais de mostraros ante el mundo con algún adelanto; casi podría decirse que nosotras, mujeres, deberíamos negarnos a aceptar el derecho pasivo si no concedéis a nuestras hermanas el derecho activo, porque no debemos prestarnos a contribuir a la farsa.

Una mujer, dos mujeres ¿Qué hacen en un Parlamento de 465 diputados? Dar una nota de color, prestarse a una broma... (6)" Tras palabras tan rotundas, Acción Republicana retira el apoyo al voto femenino. Campoamor ve que cuenta con apoyos muy justos. Cuenta con el respaldo de los socialistas, unos pocos diputados republicanos y la minoría de la derecha agraria. Se oponen los radicales, el Partido Socialista Radical, buena parte de los republicanos y tampoco se puede contar con el grupo de socialistas influenciado por Indalecio Prieto. ¿Qué va a suceder en la votación? Gráfico Pero a Campoamor le quedan aliados. El diputado Sr. Cordero (7) (socialista), ha respondido: "a nosotros no nos preocupa que la mujer tenga derecho a votar. Cuando se promulgó el sufragio (masculino) los trabajadores vivían una vida inferior; su incultura era enorme; aquellos que pensaron en implantar el sufragio universal no repararon en los peligros que ello pudiera tener porque sabían muy bien que implantar el sufragio era abrir una escuela de ciudadanía. .Lo mismo ocurrirá con el sufragio de la mujer ¿Tenéis miedo a cómo se pronuncie? Pues trabajad para que se produzca en tono con nuestras ideas". Campoamor mantiene que el voto en sí es el mejor medio educativo que existe. Pero que, aunque así no fuera, no cabe excluir del derecho de voto a los votantes por la impresentable razón de que no vayan a votarlo a uno.

"Si habéis votado la igualdad no podéis mantener la condición. No deis una lección de ilogicidad (8)". Y, rotunda, termina su discurso: "Los sexos son iguales, lo son por naturaleza, por derecho, por intelecto" y acaba "Además, lo son porque ayer lo declarasteis". Pidió votación nominal. "El primero de octubre, fue el gran día del histerismo masculino, dentro y fuera del Parlamento (9)". La otra mujer presente en la Cámara debía convertirse en la portavoz del antisufragio. Victoria Kent, radical socialista, pedirá explicar su voto negativo: "Es significativo que una mujer como yo se levante en la tarde de hoy a decir a la Cámara sencillamente que creo que el voto femenino debe aplazarse. Que creo que no es el momento de otorgar el voto a la mujer española. Lo dice una mujer que, en el momento de decirlo, renuncia a un ideal". Se suceden aplausos y exclamaciones de ¡Muy bien! Sólo hay dos mujeres en el Parlamento y se están oponiendo en un asunto crucial. Kent continúa: "quiero significar a la Cámara que el hecho de que dos mujeres que se encuentren aquí reunidas opinen de manera diferente no significa absolutamente nada.. no creo que sea motivo para esgrimirlo en un tono un poco satírico". Prosigue: "es necesario aplazar el voto femenino porque yo necesitaría ver, para variar de criterio, a las madres en la calle pidiendo escuelas para sus hijos; yo necesitaría haber visto en la calle a las madres prohibiendo que sus hijos fueran a Marruecos; yo necesitaría ver a las mujeres españolas unidas todas pidiendo lo que es indispensable para la salud y la cultura de sus hijos.

Por esto Sres. Diputados, por creer que con ello sirvo a la República.., pido a la Cámara que aplace el voto para la mujer. Lo pido porque no es que con ello merme en lo más mínimo la capacidad de la mujer... si condicionamos el voto de la mujer quizás pudiéramos cometer alguna injusticia. Si aplazamos el voto femenino no se comete injusticia alguna"... "Si las mujeres españolas fueran todas obreras, si las mujeres españolas hubiesen atravesado ya un periodo universitario, yo me levantaría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femenino...pero me levanto para decir lo contrario". (Aplausos). Campoamor ha de responder. Bien a su pesar, escribe en sus memorias, le toca llevar en solitario la bandera del sufragio. Frente a toda la Cámara se permite ironizar a propósito de la tortura moral que debe sentir Kent. Le pregunta: "Que cuándo las mujeres se han levantado para protestar por la guerra de Marruecos? Primero ¿y por qué no los hombres? Segundo, ¿quién protestó y se levantó en Zaragoza cuando la guerra de Cuba más que las mujeres? ¿Quién nutrió la manifestación pro responsabilidades del Ateneo, con motivo del desastre de Annual, más que las mujeres, que iban en mayor número que los hombres? (10)". Continúa "Cómo puede decirse que cuando las mujeres den señales de vida por la República se les concederá como premio el derecho a votar? (11)". Las mujeres trabajan, estudian, pagan impuestos, sufren -todas- las consecuencias de la legislación que el Parlamento aprueba.

La Cámara, votada por un solo sexo no es verdaderamente representativa. Campoamor comienza a ser sistemáticamente interrumpida. El Presidente pide silencio. "Tenéis, dice, el derecho que os ha dado la ley que hicisteis vosotros, no tenéis el derecho natural, el fundamental, que se basa en el respeto a todo ser humano y lo que hacéis es detentar un Poder (12)". Campoamor se rehace: "Yo ruego a la Cámara que me escuche en silencio; no es con agresiones y no es con ironías como vais a vencer mi fortaleza; la única cosa que yo tengo aquí ante vosotros... que merezca la consideración y acaso la emulación ... es el defender un derecho a que me obliga mi naturaleza y mi fe, con tesón y firmeza (13)". De nuevo afirma que el debate es de principios, "es un problema de ética, de pura ética, reconocer a la mujer, ser humano, todos sus derechos ... sólo aquel que no considera la mujer un ser humano es capaz de afirmar que todos los derechos del hombre y el ciudadano no deben ser los mismos para la mujer que para el hombre". Recuerda como la concurrencia de mujeres a los mítines supera a la masculina, lo que significa que las mujeres esperan y confían en la política. Insiste en que la madurez política se adquiere por el ejercicio de los derechos: "La única manera de madurarse para el ejercicio de la libertad es caminar dentro de ella". Y concluye: "Señores Diputados ... sigo pensando, no por vanidad, sino por íntima convicción, que nadie como yo sirve en estos momentos a la República española".

(Aplausos). Interviene después el Sr. Ovejero (socialista), quien explica que votará contra su criterio personal, pero con su partido: el partido socialista, unánimemente, defiende que la mujer tenga pleno acceso a las deliberaciones políticas, y pide el sufragio para llamar a la conciencia de la mujer y convertirla en cooperadora del resurgimiento español. Interviene Castrovido para explicar su voto, contra su minoría de Acción Republicana, quien afirma que votará, por lógica, a favor del sufragio. Mantiene que la mujer está en agrupaciones como cofradías y juntas benéficas porque allí habla, discute y toma iniciativas. Por último el Sr. Companys explica que su minoría catalana votará libremente, pero que él vota afirmativamente el dictamen. Una vez que ha intervenido cada grupo, con excepción de las derechas, que no explican su voto, se vota por fin el dictamen y los resultados son: a FAVOR DEL VOTO 161. EN CONTRA 121. En el maremagno que sigue a la votación, -gritos en los escaños y en los pasillos, amenazas, aplausos- intenta intervenir Carrasco y Formiguera, de la Lliga: No podemos admitir que sólo tengan voto la mitad de los ciudadanos españoles ... conozco la Historia y sé que muchas veces con el título de la religión se ha sido intolerante ... pero ahora ¿queréis volver la oración por pasiva?" Tras él interviene el Sr. Franco que se felicita por el sufragio femenino "por ser de justicia ya que la República vino traída por los hombres y por las mujeres; ellas pusieron tanto como nosotros". Con dos intervenciones más, para explicar votos en contra, se salda el tema. Pero no se ha ganado todavía, como la realidad se encargará de demostrar.

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