Nacimiento y rituales de crecimiento

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Desarrollo


Cuando la mujer se quedaba embarazada, se solicitaba la ayuda de los dioses domésticos para llevar a buen término la gestación. Pero no se realizaban especiales ceremonias en el momento del parto. De hecho, hay referencias que cuentan cómo en ocasiones las mujeres daban a luz por los caminos. Narra Murúa que si parían cuando en el campo tronaba, ese hijo era considerado como hijo del trueno y debía dedicarse al servicio de este dios. El aborto espontáneo era considerado como una desgracia. Entre las ceremonias del ciclo de la vida, encontramos una a la que los cronistas denominaron bautismo. En ella, se cortaban al niño o a la niña las uñas y los cabellos, que la madre guardaba como garantía de su influencia sobre el hijo. El centro de esta ceremonia era la imposición del nombre, que se componía generalmente del nombre de la huaca familiar y de un determinado suceso. Gráfico Otras ceremonias irían acompañando el ciclo vital de crecimiento. Desde los ocho a los quince años, las niñas permanecían al cuidado de la madre, aprendiendo los oficios y tareas propias de su condición femenina. En la pubertad tenía lugar otra ceremonia, a la que se daba gran importancia, el huarachicuy: "y así mismo a las doncellas, cuando les venía la primera flor, sus padres y madres las lavaban y peinaban vistiéndoles ropas nuevas, y les ofrecían algo como a los varones; y otros hacían lo mesmo."(Murúa,p. 442). Todo cambio en el ciclo vital iba acompañado de ceremonias y rituales.

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