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Datos principales


Desarrollo


Asistimos a la última fase anterior al establecimiento del imperio incaico. Y viene marcada de alguna manera por el último proceso integrador andino antes de la formación del Imperio, que es el estado Huari o Wari. Cerca de la actual Ayacucho se levantó la ciudad de Huari, que impulsó a su vez la construcción de más centros administrativos como consecuencia de la expansión militar. La propia ciudad contó, en sus momentos de mayor esplendor, con cerca de 40.000 habitantes y controló una amplia zona, que abarcaba espacios en la costa y en parte de la sierra, y en la que una mayoría de campesinos se dedicaban a la producción agrícola y pagaba los tributos impuestos por los dirigentes huari. Tras cerca de 600 años de hegemonía en la región, mediante el establecimiento de autoridades delegadas en las capitales regionales como Chan Chan, Chimú o Pachacamac, el poderío huari comenzó a declinar hacia el 1.100 o 1.200 d.C. Tras su caída, esas capitales regionales se mantienen como centros locales de poder, hasta que siglos más tarde serán absorbidas por el Estado Inca. Precisamente en la actual Lima, en el sitio conocido como Huaca Pucllana, se han encontrado numerosos enterramientos, y algunos de ellos corresponden a individuos de la cultura huari. Tal es el caso de una momia identificada como los restos de una mujer huari, encontrada junto a otros tres cadáveres, uno de ellos un niño que fue probablemente sacrificado, y que tienen una antigüedad cercana a 1.

300 años. Gráfico Entre los estados regionales que se forman tras la ruptura de la hegemonía huari, hay uno que tiene mayor fuerza que el resto, y al que tradicionalmente se da categoría de reino: el de Chimú (o Chimor), en la costa norte, cuya capital se situaba en la ciudad de Chan Chan. Junto a ellos otros poderes como los collas, los chancas, o lupacas, habrían de enfrentarse a partir del siglo XV al creciente poderío militar de los incas. Ciertamente es pocos lo que sabemos de la mujer en todas estas civilizaciones desarrolladas en el mundo andino antes de la expansión del Estado Inca. Lo cierto es que, salvo algunos casos excepcionales, y localizados en el norte de los Andes centrales, parece que la mujer tuvo una actuación fundamental en el desarrollo de la vida familiar y en determinadas actividades artesanales y agrícolas. Las representaciones en cerámica no permiten asegurar su presencia en otros ámbitos, como el militar o el político. En cambio, sí podemos afirmar su importancia desde el punto de vista religioso, por la aparición de ídolos de culto con marcados rasgos femeninos, probablemente vinculados a ritos de fertilidad. Igualmente son frecuentes las representaciones de mujeres embarazadas, lo que denota la importancia que se otorgaba a la mujer-madre en estas sociedades.

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