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Desarrollo


Para estudiar la historia de la mujer en el mundo maya, tenemos que hacer un uso en profundidad de las fuentes arqueológicas, puesto que en este caso los testimonios escritos procedentes de los viejos códices son muy escasos. Uno de los motivos de esta carencia es el celo del misionero fray Diego de Landa, que creyó ver en los libros de los mayas un motivo para que estos volviera a sus antiguas creencias idolátricas, lo que le llevó a poner todas sus fuerzas al servicio de la eliminación de tales fuentes de idolatría. No obstante, hay que reconocer al celoso misionero el mérito de habernos dejado, antes de destruirlos, la clave para comprender una gran parte de los jeroglíficos mayas, de los que fue persistente estudioso. Junto a los escasos documentos escritos que sobrevivieron al celo de los misioneros, hemos de emplear a fondo el material aportado por los yacimientos arqueológicos, especialmente las tumbas, para conocer el universo maya. Las ciudades mayas, y las múltiples inscripciones en piedra que encierran, a medida que se vaya completando su desciframiento, nos ayudarán a comprender en profundidad esta civilización, que vivió su apogeo en la etapa llamada Clásica, entre el 300 y el 900 antes de Cristo, aproximadamente. La civilización maya, una de las que más interés suscita tanto entre los estudiosos como entre el gran público, se desarrolló en una amplia superficie, desde el sur de México hasta Honduras y el Salvador, sin llegar a constituir un imperio, pues no hubo un gran proceso de integración, sino más bien una gran corriente cultural con elementos similares que se desarrollaron en un espacio ocupado por una serie de organizaciones que podríamos comparar más bien a las ciudades-estado del Mundo Antiguo.

Gráfico Cuando los españoles llegaron a este territorio, en la segunda década del siglo XVI, encontraron ciudades habitadas por pueblos mayas, que eran apenas una sombra de lo que había sido esta gran civilización en el periodo Clásico. Aún así, tenemos constancia de cómo la sola visión de la ciudad de Tulum, a orillas del mar Caribe, bastó para que navegantes españoles se abstuvieran de acercarse al enclave de la ciudad, a la que uno de aquellos españoles comparó con la populosa ciudad andaluza de Sevilla. En cuanto a la significación de la mujer entre los mayas, parece que su presencia en la vida política fue algo más importante que en otras culturas americanas. Hay algunas referencias a reinas mayas, y aunque se trata más bien de situaciones excepcionales, nos hablan de mujeres que llegaron a alcanzar suficiente poder y prestigio como para gobernar ciudades-estado. Junto a esas mujeres que alcanzaron la más alta cima de poder político, encontramos a otras más numerosas que desempeñaron funciones más o menos importantes en el ámbito de la religión, el gobierno, o las relaciones de parentesco. Antes de iniciar los datos históricos, resulta interesante reseñar la presencia legendaria de mujeres en el origen de conflictos o alianzas políticas entre las diferentes ciudades mayas. Una tradición cuenta cómo en la Península del Yucatán, durante el Posclásico, fue una mujer la causante de los enfrentamientos entre los pueblos mayas de esta región.

El origen del conflicto está en el rapto de la prometida del señor de Izamal, precisamente durante el banquete de bodas. El autor del rapto fue el señor de Chichén Itzá, y en la guerra iniciada a continuación, verdaderamente destructiva para la región, Mayapán apoya a Izamal frente a Chichén Itzá. Otras fuentes señalan como artífice del rapto al señor de Izamal, y la víctima sería la esposa de un señor de Chichén Itzá. Sea cual sea la realidad, lo cierto es que como en otros momentos de la historia humana, el rapto de una mujer es desencadenante de un conflicto. En el espacio del Yucatán este conflicto terminó con la destrucción y saqueo de la ciudad de Chichén Itzá, y el éxodo de sus habitantes tras los ataques de una alianza encabezada por la dinastía Cocoom de Mayapán.

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