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Rango

Edad Moderna

Desarrollo


Con la aparición de las Sociedades Económicas de Amigos del País, se reavivó la polémica de la capacidad intelectual de las mujeres, debido al debate que se originó por el posible ingreso de las mujeres en estas asociaciones. Dos ilustrados centraron el debate: Cabarrús y Jovellanos. Cabarrús se opuso al ingreso de las damas de la aristocracia y alta burguesía en las Sociedad Económicas de Amigos del País. Como asiduo lector de la obra de Rouseau se dejó influir por él, de ahí su negativa al ingreso de las damas, que reflejó en su "Discurso sobre la admisión de señoras a la Sociedad Económica de Madrid" (241) "¿Acaso queremos invertir impunemente el orden, tan antiguo como el mundo, que siempre las ha excluido de las deliberaciones públicas?" Y contestando a los que argüían a favor de las mujeres, poniendo de ejemplo a las gobernantes que ilustran la historia, Cabarrús hacía resaltar que "a estas mujeres no se les ha ocurrido tratar con otras mujeres sus guerras, luchas o proyectos. No dieron ninguna nueva autoridad a su propio sexo y los siguieron teniendo reducido a su mundo, que es el doméstico. Si las mujeres importantes no habían cambiado la situación de las otras mujeres ¿por qué habían de hacerlo los hombres? Era pasarse de listos para dar en rematadamente tontos." Jovellanos, por el contrario se presentó como defensor del ingreso de las mujeres en las Sociedades; pero en las páginas finales de su conclusión preveía que: "No nos dejemos alucinar de una vana ilusión.

Las damas nunca frecuentan. El recato las alejará perpetuamente de ellas. ¿Cómo permitirá esta delicada virtud que vengan a presentarse en una concurrencia de hombres de tan diversas clases y estados? ¿A mezclarse en nuestras discusiones y lecturas? ¿A confundir su débil voz en el bullicio de nuestras disputas?" (242) Una excepción a todas las reglas y comentarios de la época fue la de Josefa Amar Borbón (1749-¿1833?), a la que se ha considerado la primera feminista de la historia de España, En 1782 fue nombrada socia de mérito de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País. En 1787 lo fue de la Junta de Damas, vinculada a la Real Sociedad de Madrid, y posteriormente de la Real Sociedad Médica de Barcelona. Hidalga aragonesa, hija del famoso médico de cámara de Fernando VI, José Amar, y de Ignacia de Borbón; emparentada con muy ilustres familias de la región e incluso con el Conde de Aranda. En su familia destacaron médicos y abogados; sus hermanos se dedicaron a la milicia y a la Iglesia. En su educación disfrutó de preceptores eruditos y fue una lectora apasionada. Aprendió latín, griego, italiano, inglés, francés, portugués, catalán y un poco de alemán. También le interesaron las cuestiones bibliográficas. Alcanzó, pues, una erudición más que notable, que ejerció con independencia de juicio y en los parámetros de un europeísmo universalista y no tuvo igual entre las escritoras españolas de su siglo.

Conocía toda la obra de los ilustrados e ideólogos franceses y la de John Locke, y su pensamiento pasó de una Ilustración avanzada a un liberalismo convencido. Gracias a su conocimiento de idiomas, se dedicó principalmente a la traducción de obras extranjeras, principalmente científicas. Entre 1782 y 1784 tradujo anotados los seis tomos del Ensayo histórico-apologético de la literatura española contra las opiniones preocupadas de algunos escritores modernos italianos del abate Francisco Javier Lampillas contra Girolamo Tiraboschi (1786). A éste añadió además un Índice de autores y materias. Gráfico La Sociedad de Amigos del País de Zaragoza le encargó además la traducción del Discurso sobre el problema de si corresponde a los párrocos y curas de aldea instruir a los labradores en los elementos de la economía campestre, acompañado del plan de Francesco Griselini. Prologó la edición en 1783. En 1783 estaba escribiendo una Aritmética española y tradujo el Diario de Mequinez. Vivió casi toda su vida en Aragón (Zaragoza, Tarazona, Borja). Defendió en la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País de que formaba parte la independencia y dignidad de la mujer, por medio de su traducción de uno de los libros europeos más famosos sobre el tema, el de Knox, Essay moral and literary, y de varios discursos que escribió y pronunció entre 1786 y 1790: Discurso en defensa del talento de las mugeres (1786), Oración gratulatoria . . . a la junta de Señoras (1787) y Discurso sobre la educación física y moral de las mugeres (1790). En todos estos defiende el feminismo de la igualdad: el cerebro no tiene sexo, y la aptitud de las mujeres para el desempeño de cualquier función política o social. (243)

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