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Datos principales


Rango

Edad Moderna

Desarrollo


La Edad Media había legado unos espacios palaciegos en los que se plasmaba la genealogía de la Casa reinante a través de una serie de retratos de sus sucesivos monarcas, sin la presencia de las reinas. El mensaje visual era inequívoco: el poder era una cuestión de varones, en transmisión automática e ininterrumpida del poder. La Casa de Austria corrigió parcialmente esa exclusión femenina, no en todas, pero sí en las dos principales series icónicas de su momento. Felipe II renovó la más conocida, la de reyes castellanos en el Alcázar de Segovia. Entre otras modificaciones, incorporó a la serie a siete reinas propietarias, es decir, las que habían heredado la corona por falta de un sucesor varón, quizá sensible al hecho de que los Habsburgo regían Castilla gracias a la herencia de una de esas reinas, su abuela Juana. Felipe IV, al reformar la decoración del Salón Dorado del Alcázar de Madrid, incorporó una serie de retratos de reyes que, además de las reinas propietarias incluía a algunas otras consortes. A pesar de estos añadidos, en el ámbito visual como en todos los otros, el predominio de la línea masculina y las excepcionalidad de la femenina seguían siendo indiscutibles. Gráfico

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