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Datos principales


Rango

Edad Moderna

Desarrollo


La hermosura corporal en la cultura renacentista era importante en cuanto reflejaba la virtud interior, que era aún más importante. Es decir, que belleza interior y belleza exterior eran dos caras de la misma moneda, aunque se admitiese que en la realidad no iban siempre unidas. Gráfico La emperatriz Isabel de Portugal es un ejemplo de construcción de una imagen hermosa. De ella escribió Prudencio de Sandoval en su obra Crónica del Emperador Carlos V: "Ya dije quién era esta princesa, y vuelvo a decir, que los que la conocieron dicen que era hermosísima, y en sus retratos que ahora vemos se echa bien de ver, que lo son mucho con haber en ellos la diferencia que hay de los vivo a los pintado; y si era hermosa en el cuerpo, mucho más lo fue en el alma." (60) Sandoval que había nacido en 1553 no pudo conocer en persona a la emperatriz Isabel de Portugal que murió en 1539 a los 36 años de edad. Por lo tanto, su afirmación se apoya en los testimonios y en los retratos, especialmente los de Tiziano. Tales retratos, rígidos y no tan vívidos como otros del magistral veneciano, proporcionan sin embargo una imagen verosímil, un retrato de majestad y sencillez imponentes, a la vez que el recuerdo de una gran belleza: majestad, sencillez y belleza que, no obstante, el pintor nunca conoció. Tiziano no viajó a la península Ibérica, e Isabel de Portugal jamás salió de ella. Los retratos que pintó de la emperatriz se hicieron entre cuatro y diez años después de su muerte, basándose en un retrato que le envió Carlos V, un modelo sin gran valor artístico, pero de gran parecido a la difunta. Sobre esa base, Tiziano procedió a la "resurrección", a la representación de la emperatriz de acuerdo con las indicaciones del emperador, con tal efectividad que dejó sentada su imagen para la posteridad, imagen no ya indiscutida, sino modélica apenas dos generaciones más tarde.

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