El poder de las reinas consortes: gobernadoras y regentes

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Rango

Edad Moderna

Desarrollo


Las reinas consortes de España tuvieron poco o mucho poder, según los casos, pero siempre de manera delegada o indirecta, gracias a su esposo o a través de él. Cuando ejercían el poder podían hacerlo bien de una manera formal e institucional, las reinas gobernadores o las reinas regentes, o bien de una manera informal, no institucionalizada, que podría denominarse influencia. El título de reina gobernadora se les otorgaba normalmente durante la ausencia del reino de sus maridos. La primera cronológicamente fue la reina Isabel, que actuó como reina gobernadora varias veces durante los viajes de Carlos V. Por disposición del emperador y asistida por los consejos, gobernó con prudencia Castilla, durante las larga ausencias de Carlos. Una de estas ausencias fue la de abril de 1529 a abril de 1533 en que se produjo el viaje de Carlos a Italia para la coronación de Bolonia, yendo después al Imperio para tratar de solucionar el problema protestante y la defensa de Viena frente a los turcos. Otra ausencia, más corta, fue la de marzo de 1535 a diciembre de 1536, cuando el emperador viajó a Túnez y a Italia. Asimismo, en 1537 se ausentó de la corte con motivo del viaje de Carlos a Monzón para reunir las Cortes de la Corona de Aragón. Otro de sus viajes fue el de abril a julio de 1538, en que Carlos V viajó a Francia e Italia. Durante sus separaciones el matrimonio se mantenía unido, tanto en lo personal como en lo político, a través de una nutrida correspondencia.

Otra reina gobernadora fue María Luisa Gabriela de Saboya, muy querida por el pueblo, quien durante la Guerra de Sucesión tuvo que asumir el gobierno mientras Felipe V estaba en la guerra. También ejerció como reina gobernadora Isabel de Farnesio durante el breve tiempo en que su hijo Carlos viajó desde Nápoles para hacerse cargo del trono de España en 1759. Gráfico Un caso muy especial fue el de Mariana de Austria quien se convirtió en regente a la muerte de su esposo Felipe IV y hasta la mayoría de edad de su hijo y heredero Carlos II. Mariana careció de sentido y ambiciones políticas, pero tuvo que asumir el poder y, además, durante un largo periodo (1665-1675). La regente, que no fue una mujer fuerte, tampoco supo rodearse de buenos consejeros y se confió en dos favoritos o validos, su confesor el padre Everardo Nithard y un aventurero, Valenzuela, conocido como el "duende de palacio." A la mayoría de edad de su hijo, fue apartada de palacio por la influencia de don Juan José de Austria. Cuando éste murió, ella pudo regresar a la corte y seguir influyendo en su hijo hasta su muerte en 1696. Fuera de estos casos de reinas gobernadoras y regentes, las demás reinas consortes pudieron también ejercer su poder a través de las influencias, como medianera entre el rey todo los demás cortesanos y vasallos. La reina recibía, reflejaba, transmitía y distribuía ese poder, en forma de influencias, cargos, mercedes y gracias de todo tipo.

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