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Datos principales


Desarrollo


Cuando Napoleón, que dominaba todo el panorama desde su puesto de mando en los altos de Zurlan, advirtió la maniobra, envió al 4° Cuerpo de Soult a tomar la meseta. Surgiendo de la niebla que envolvía el valle, los franceses desalojaron a los rusos e instalaron allí su artillería. Ahora estaban en condiciones de bombardear a las tropas del ala derecha aliada. Éstas habían lanzado sobre las 8.30 su ataque sobre la colina Santon, pero fueron contenidos por el 5° Cuerpo de Lannes, el 1° de Bernadotte y la caballería de Murat. Entonces, Napoleón ordenó a Bernadotte dirigirse a la aldea de Blasowitz para apoyar el ataque de Soult en el sur. La maniobra tuvo éxito al principio, pero entonces intervino la infantería ligera rusa, que desbarató el avance francés. Al norte, la infantería de Bragation y la caballería de Liechtenstein insistían en su ofensiva, pero las tropas de Murat y de Lannes las rechazaron con nutridas descargas de fusilería. Poco después, la infantería francesa recuperaba Blasowitz, y los jinetes de Murat atacaban a la caballería aliada para abrir un hueco entre Bragation y Kutuzov. El choque, incierto durante un tiempo, se decidió en favor de los franceses. A medio día, Bragation retrocedió y Bernadotte pudo cumplir sus órdenes de reforzar a Soult. El dispositivo ruso quedaba partido en dos. Perdida la meseta de Pratzen, en la que Napoleón instaló su cuartel general, Kutuzov realizó varias tentativas de recuperarla, pero no lo logró. Por fin, sobre las 13.00 horas, el zar ordenó avanzar a la Guardia imperial rusa, mandada por el hermano del monarca, el gran duque Constantino, que había permanecido en reserva. El furioso ataque, realizado a la bayoneta, rompió las primeras líneas del dispositivo francés y provocó un pánico momentáneo. Temiendo por el éxito de su plan, Napoleón hizo intervenir entonces a su propia Guardia, que contuvo finalmente la ofensiva rusa con el auxilio de la artillería situada en Pratzen. A las 14,30, la meseta quedaba segura en manos de los franceses. Al grueso de las fuerzas austro-rusas no le quedó otra salida que retirarse hacia Olmütz.

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