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La sociedad medieval articuló los honorarios que el cirujano debía recibir; así, se contemplaba en el Fuero de Cuenca: "El precio que debe cobrar el cirujano es: por la herida que rompiere el hueso: 20 mencales; por la herida con entrada y salida: 10 mencales; por las heridas simples que no traspasaran el miembro ni rompieran el hueso, cinco mencales". Esta moneda, el mencal o mizcal o metical, equivalía a un peso de unos cuatro gramos y cuarto. Generalmente, el mezcal era de oro. Desconocemos la cotización del oro en aquella época, pero calculándolo a los precios actuales, los honorarios del médico que trató la fractura del fémur hallado en Silos se habrían elevado a unos 1.020 euros. El Fuero de Cáceres, uno de los más curiosos para el estudio de las antiguas costumbres, establece las indemnizaciones que merecían las diferentes heridas: Por una herida "de parte a parte" puede cobrarse 6 maravedíes; por otro tipo de herida, la mitad; las heridas en la cabeza sin fractura de hueso, 5 maravedíes; y por lo que se refiere a "dientes, ó oreias, o quantos dedos perdieren", que se le den 10 maravedíes por cada uno perdido; por la mano, por el por pie, por ojo o por narices, 20 maravedis. Si la herida se había curado antes de que se hiciera el reparto del botín obtenido en la cabalgada, el herido no tenía derecho a ninguna indemnización, ya que se entendía que tal herida no había sido grave. La documentación de la época recoge el nombre de varios médicos que gozaron del favor real, indudablemente, por los buenos servicios prestados.

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