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Datos principales


Desarrollo


Sus compañeros del foco madrileño y del foco nórdico contribuyen también a su manera con obras personales, realizadas dentro de una tónica descreida y, desde luego, al margen del grupo GATEPAC una vez son suspendidos en 1933 por el GATCPAC que se desliga y actúa por su cuenta. Felipe López Delgado realiza el Cine Teatro-Fígaro (1930-1932. Calle Doctor Cortezo, Madrid) y aunque su obra aparece filtrada por la ortodoxia de la revista "A.C." (n.? 5. 1932), sin embargo sus ribetes art déco e incluso mendelsohnianos perturbaban ese racionalismo estricto preconizado. El que debía haber sido un auténtico Cine Moderno -transformado en teatro durante las obras, posteriormente desvirtuado-, estuvo muy condicionado por la propiedad, pero López Delgado puso de manifiesto su dominio del nuevo lenguaje: planta perfectamente trazada a lo largo de un rectangular solar entre medianeras; periférica distribución funcional de las recortadas dependencias según requiriesen más o menos luz y ventilación; composiciones abstractas o elementos ya sin concesión a la tradición y muy próximos a la arquitectura naval. José Manuel Aizpurúa y Joaquín Labayen -con estudio en la calle Prim de San Sebastián -realizaron por su parte también una obra de estilo naval en el medio nórdico, el Club Náutico (1929-1930, San Sebastián. "A.C." n.? 3. 1931), emparentado con su Proyecto de escuelas elementales para Ibarra (Guipúzcoa) presentado en la célebre Exposición de San Sebastián (1930) y curiosamente con la Casa Vilaró (1929-1930.

Avda. Coll de Porten, San José de la Montaña, Barcelona) de Sixto Illescas, es decir, dentro de ese polivalente estilo barco de tan alta precisión y tan querido por Le Corbusier. No obstante, la obra de Aizpúrua y Labayen es una pieza maestra de la nueva estética, una lección para las generaciones venideras que actúen frente al mar manejando esta tipología. Por una parte, se rompe deliberadamente con la arquitectura de los antepasados, con la arquitectura del viejo Casino próximo -caso que nos recordaría al grupo también combativo en su momento de la Secession vienesa fin de siglo-; así, la triste arquitectura de Casino -tal como "A.C." la calificaba- era para los padres, mientras que la del alegre Club Náutico es para las personas modernas (impetuosas, ligeras, deportistas, repletas de futuro). Por otra parte, no existiría imagen más acorde ni consustancial con la función que la del barco moderno, carente de elementos innecesarios, contando con los estrictamente prácticos y montados como en un mecano para que todo funcione como una máquina. Ahora bien, el resultado dista de ser frío. Existen también, a su vez, dobleces expresionistas que delatan una mente humana detrás de una obra aparentemente mecánica. Aizpúrua y Labayen aprovechan la estructura de hormigón armado y los soportes modulados para distribuir racionalmente los distintos espacios funcionales (cuartos de bañistas, vestíbulo, biblioteca, restaurante...), para perforar los muros y abrir grandes ventanas continuas por donde divisar libremente el mar (con todo lo que esto significa).

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