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Desarrollo


Cataluña, bien relacionada con la vanguardia parisina desde finales del siglo XIX, fue donde primero arraigaron los postulados surrealistas y donde encontramos, en fechas más tempranas, ejemplos de este tipo de pintura. Revistas tales como "L'amic de les Arts" (1926), "Helix" (1929) y "Art" (1933), se destacaron por la cobertura dada al movimiento, al haber reseñado ampliamente en sus páginas la actividad de los pintores y poetas del Surrealismo. Las colaboraciones de Dalí -furibundo surrealista desde 1927- en las dos primeras, así como las frecuentes referencias a la obra mironiana que en ellas aparecen, contribuyeron en gran medida a difundir los fundamentos del credo bretoniano. Buena muestra de la resonancia alcanzada por el movimiento en los medios intelectuales catalanes fue la publicación en 1930, por parte de una revista como el "Butlletí de l 'Agrupament Escolar de l 'Academia i Laboratori de Ciencies Mediques de Catalunya" de un número monográfico de gran interés dedicado al tema. Junto a la labor divulgadora llevada a cabo por estas revistas, hay que tener en cuenta también la presencia, desde comienzos de los años veinte, de destacados surrealistas en Cataluña. Breton se trasladó en 1922 a Barcelona en donde, con motivo de la inauguración de una exposición de Picabia en las Galerías Dalmau, pronunció una conferencia en el Ateneo barcelonés titulada "Caracteres de l'evolution moderne et ce qui en participe".

Tras él y por distintos motivos visitarían Cataluña René Crevel, Paul Eluard, acompañado de Gala, René Magritte, Benjamin Péret, André Masson, Duchamp y Man Ray, entre otros. Con el traslado de Dalí a París, qué duda cabe, el surrealismo catalán perdió a su figura más combativa. La conferencia que pronunció el 22 de marzo de 1930 en el Ateneo de Barcelona, con el título "Posició moral del Surrealisme", en la que expuso su teoría de la Paranoia-crítica, constituye un auténtico hito. Pero todo esto no implicó de ningún modo el colapso del Surrealismo; muy al contrario, es a comienzos de los años treinta cuando éste, alentado especialmente por A.D.L.A.N., fue afianzándose a través de la labor expositiva de una serie de jóvenes artistas, para culminar en la gran muestra del Surrealismo catalán: la Exposición Logicofobista. A.D.L.A.N. (Amics de l'Art Nou), grupo formado en 1932, desplegó una intensa labor en pro del arte de vanguardia. Entre sus miembros figuran personajes claves del Surrealismo plástico y literario tales como Angel Ferrant, Joan Miró, Salvador Dalí y J. V. Foix, y críticos que lo apoyaron como M. A. Cassanyes. Si bien A.D.L.A.N. no se identificó exclusivamente con el Surrea lismo, ya que propició una amplia gama de actividades, fueron los organizadores de dos importantes exposiciones surrealistas, una la que convocó en las Galerías Catalonia, en marzo de 1935 a tres jóvenes escultores: Jaume Sans, Ramon Marinel.

lo y Eudald Serra, y otra la Exposición Logicofobista. La Exposición Logicofobista, celebrada en mayo de 1936 en los locales de la "Libería Catalonia", fue la muestra colectiva más importante del Surrealismo español y la única que estuvo acompañada de un programa. Fue expuesto un total de 39 obras, entre pintura y escultura, contando con la participación de los pintores Artur Carbonell, Esteban Francés, A. Gamboa-Rothwons, A. G. Lamolla, Joan Massanet, Maruja Mallo, Angel Planells, Nadia Sokalova, Remedios Varo y Juan Ismael, y de los escultores Leandro Cristófol, Angel Ferrant, Ramón Marinel.lo y Jaume Sans. En el catálogo se incluía un texto firmado por M. A. Cassanyes, uno de los componentes del antiguo grupo de "L'Amic de les Arts", en el que el Logicofobismo o (fobia a la lógica) se presentaba como una variante del Surrealismo y otro breve escrito del pintor Josep Viola Gamón (más conocido después como Manuel Viola), en el que, para contrarrestar las ambigüedades del primero, se establecía sin paliativos la identificación del grupo con el Surrealismo. El Surrealismo catalán, que generó una importante actividad teórica junto a una pintura de extraordinario interés, no se centró exclusivamente en Barcelona, sino que, al sintonizar toda Cataluña con la vanguardia, los distintos grupos afloraron en puntos diferentes de su geografía. Así Sitges acogió al grupo de L'Amic de les Arts, integrado por Josep Carbonell, J.

V. Foix, M. A. Cassanyes, Lluis Montanyá y Sebastia Gasch, que promocionó a pintores locales como Artur Carbonell (1906-1963). Por su parte, Vilafranca del Penedés fue la localidad que vio nacer Helix, dirigida por J. R. Masoliver y Lérida la que aglutinó en torno a la revista "Art" al escultor Cristófol y a los pintores A. G. Lamolla (1910-1981) y Viola (1916-1987), mientras que el Ampurdán se revelaba como el foco más prolífico al contar con Angel Planells (1901), Joan Massanet (1899-1969), Esteban Francés (1913-1976), Remedios Varo (1908-1963), y Juan Batlle Planas (1911-1966), además de Dalí. Dentro del Surrealismo catalán Joan Miró fue un adelantado, un surrealista de primera hora, pero en su genialidad fue un eterno solitario sin discípulos ni escuela. Muy distinto es el caso de Dalí que ejerció una notable influencia sobre los pintores de su generación, siendo el polo indiscutible en torno al cual giró el Surrealismo catalán. Planells y Massanet son los que se muestran más deudores de las soluciones dalinianas, al haber asimilado no sólo un buen número de motivos iconográficos suyos, como el alargamiento de miembros, las figuras protoplasmáticas, las cucharas de largo mango o los motivos arquitectónicos Art Nouveau, sino también algunos de los mitos del pintor de Figueras como el culto a Vermeer de Delft, al que Massanet dedicó un gran cuadro Aparición de Vermeer de Delft en el golfo de Rosas (1935).

Pese a los resquemores que puedan suscitar tales concomitancias en artistas que en teoría bucean en lo más profundamente individual, tanto Planells como Massanet han dado muestras más que suficientes en otras ocasiones de un potencial imaginativo de primer orden. En el Surrealismo catalán predomina el automatismo de funcionamiento simbólico al que se adscriben, además de los dos pintores antes citados, Lamolla, Carbonell, Esteban Francés y Remedios Varo. Estos dos últimos realizaron la mayor parte de su producción fuera de España al haberse exiliado tras la guerra civil. Francés, creador del fumage, vivió de cerca los avatares del Surrealismo internacional, primero en París y después en Estados Unidos, a donde se traslado con la plana mayor del movimiento, huyendo de la invasión alemana de Francia, mientras que Remedios Varo creó una obra deslumbrante en México, cada día más apreciada. No faltan, de todas formas, ejemplos de automatismo rítmico dado que Lamolla y Carbonell alternaron indistintamente los dos procedimientos, ajustándose también al automatismo rítmico la producción pictórica de Jaume Sans (1914-1987), en la que hacen acto de presencia las mismas conformaciones biomórficas que determinan su escultura.

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