Compartir


Datos principales


Desarrollo


Los pintores catalanes relacionados con el círculo de "Els Quatre Gats", significan una de las cotas más elevadas del arte finisecular español. Su entorno ideológico se convierte en un activo centro de producción, y, por primera vez en el modernismo, los artistas dejan de reinterpretar las manifestaciones plásticas foráneas, para elaborar un lenguaje propio y personal. El primero de los artistas que queremos destacar es Joaquim Mir (1873-1940), un pintor solitario que inicia su producción con Nonell, Canals y otros en el grupo que se autodeterminaba la Colla del Safrá, pintores coloristas de los suburbios barceloneses. Mir, aquejado de frecuentes crisis psíquicas, evoluciona hacia la concepción de un paisaje abstracto de magníficas manchas de color. No viajó nunca a París y sus paisajes evolucionan al ritmo de su personalidad, en solitario contacto con la naturaleza. Sus estancias en Mallorca, entre 1899 y 1904, y en el campo de Tarragona, entre 1905 y 1912, son las dos etapas más productivas del artista en un proceso pictórico que se puede relacionar con el último Monet. La evolución artística de Isidre Nonell (1873-1911), antiguo colega de la Colla del Safrá, siendo igualmente insólita irá por caminos distintos. Un viaje al valle de Boí, en el Pirineo catalán, durante el verano de 1896, en el que descubre la cruel realidad del cretinismo, enfermedad endémica por entonces en aquellos valles, revoluciona su concepción de la pintura.

Nonell se decanta abiertamente hacia un lenguaje expresionista del que sus mejores muestras son su pintura más madura que trata casi exclusivamente otro tema marginal, las gitanas, que realizó en los primeros años del siglo XX, una nueva estética incomprendida por muchos pero que mereció por ejemplo el respaldo de un joven crítico, Eugenio d'Ors. Nonell se convierte así en el artista más representativo de una manera de plantear el arte, que se sitúa en el polo opuesto del verismo de técnica impresionista de Ramón Casas, la justificación del arte no son sus valores plásticos, sino las cualidades expresivas que se derivan de los mismos. Un lenguaje que definiría Nonell en los primeros años del siglo, pero que había tenido un precedente solitario en Françesc Gimeno (1858-1927), un artista que parte de la tradición realista y que trabaja con una libertad de pincelada y del tratamiento del color de un gran valor expresivo. La postura de Nonell se completa con la de otros artistas catalanes, como los pintores Ricard Canals (1876-1931), y Joaquim Sunyer (1874-1956) antes de convertirse al noucentisme. La obra de estos artistas conecta claramente con la época azul de Picasso, malagueño de origen y formado también en el grupo de "Els Quatre Gats". Picasso en sus años de juventud asimila de manera prodigiosa todas las lecciones de la historia de la pintura; Casas, Toulouse-Lautrec le influyen en 1899 y 1900, y en 1901, en una exposición en la galería Vollard de París junto con el pintor vasco Francisco Iturrino, elabora ya un estilo muy personal dentro de la tónica postimpresionista europea, que se caracteriza por su fuerte colorismo.

Un momento breve, pues, a los pocos meses, evoluciona hacia la época azul, un estilo que por su expresionismo, por el tratamiento de la temática marginal, y el predominio de la línea sobre el color, coincide con lo que realizaba Nonell por estos años, y define ya el primer estilo maduro del que probablemente ha sido el más importante artista de el siglo XX. Es sorprendente el elevado número de escultores que se orientan hacia las nuevas líneas expresivas y que tuvieron un claro precedente en la obra de Carles Mani (1866-1911). Mani fue colaborador de Gaudí en los trabajos escultóricos de la Sagrada Familia y, en la década de los noventa, realiza una obra sorprendente Els degenerats (Casa Museo Gaudí, Barcelona), que preludia la escultura de esta nueva generación. Entre las piezas más representativas de esta nueva actitud, reseñaremos las primeras obras de Enric Casanovas (1882-1948) antes de su incorporación al movimiento noucentista, y toda la interesante producción de Emili Fontbona (1879-1938); así como la de dos importantes escultores que destacarían en las primeras vanguardias francesas, Pablo Gargallo (1881-1934) y Manolo Hugué (1872-1946) que se habían iniciado en el decorativismo modernista.

Obras relacionadas


Contenidos relacionados