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Datos principales


Desarrollo


Para distinguir los estilos, o mejor dicho los modos o corrientes, que impregnan las artes del siglo XIX se han propuesto una serie de denominaciones más o menos apropiadas. La corriente predominante entre 1790 y 1840 es la neoclásica. Mas pronto se impregna de una segunda, el romanticismo. En España, el neoclasicismo se mantiene hasta 1820 en la arquitectura y en la escultura, si bien en la pintura existe una mayor ambigüedad. El intento desde la Academia de marcar unos parámetros para instituir como norma la belleza ideal, nunca logrará entre los verdaderos artistas españoles su total enraizamiento. Ello es debido al creciente sentido de libertad que embarga a los creadores hispanos, y que hace que el romanticismo pronto tenga aceptación en el mundo hispánico, existiendo un prerromanticismo latente en figuras como Goya. La norma si no despreciada, sí será marginada en pro de la expresividad. Mientras en los primeros años del siglo los pintores davidianos y los escultores romanistas indagan en los temas mitológicos y moralizantes, después de 1835 los artistas más jóvenes intentan expresar lo verdadero; así, las túnicas y las togas serán sustituidas por los trajes del momento, donde los hombres utilizan la levita y las damas polisón y encajes. El romanticismo arraigará de un modo tan penetrante que aún subsistirán sus temas y formas hasta pasado el año 1870.

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