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Datos principales


Rango

Renacimiento Español

Desarrollo


La Lonja surgió a raíz de las protestas elevadas a Felipe II por el arzobispo sevillano ante la costumbre de los mercaderes sevillanos de utilizar las gradas, el Patio de los Naranjos e incluso el interior de la catedral para sus operaciones comerciales. De ella elaboró un proyecto Asensio de Maeda, si bien el que se llevó a la práctica fue el del arquitecto real Juan de Herrera. Aunque éste redactó su propuesta en 1572, la obra no se comenzaría hasta diez años más tarde. El edificio se levantó exento y sobre unas gradas para superar el desnivel del terreno. Su planta es prácticamente un cuadrado, albergándose en su interior un patio monumental. Sus tersas fachadas se organizan en dos plantas mediante unas pilastras levemente resaltadas, que flanquean ventanas, rematadas por cornisas o recuadros. En el patio se superponen semicolumnas dóricas y jónicas, como en el claustro de los Evangelistas de El Escorial. Las obras fueron dirigidas por Juan de Minjares, arquitecto que simultaneó este trabajo con los realizados en la Alhambra de Granada. Su huella en el edificio sevillano es imperceptible, pues se limitó a poner por obra las ideas y proyectos de Herrera. Por otra parte, se sabe que elaboró informes sobre la forma de cubrir el Antecabildo de la catedral y la iglesia del hospital de la Sangre, que trazó en 1589 dos portadas para el alcázar, que no se han conservado, y que diseñó y edificó la Casa de la Moneda, conjunto profundamente alterado en etapas posteriores.

Todo ello hace imposible valorar su estilo y probar su incidencia en el desarrollo de la arquitectura sevillana de fines del quinientos. No obstante, parece que el ambiente artístico de la ciudad acabó imponiéndose. Prueba de ello es que incluso se llegaron a transformar las previsiones de Herrera para la Lonja. Ello fue posible por la lentitud de las obras y por la presencia en las mismas de Miguel de Zumárraga y Alonso de Vandelvira. Este artista, hijo del arquitecto Andrés de Vandelvira, había trabajado como cantero en la Capilla Real, a las órdenes de Ruiz el Joven. Tras unos años en tierras jiennenses regresó a Sevilla, donde efectuó diversos trabajos para comunidades religiosas. En 1602 trazó el convento de Santa Isabel y al siguiente año el del Santo Angel, conforme a unos esquemas relacionados con el estilo de Resta. Desde 1589 ocupó el puesto de aparejador de la Lonja, llegando a ser arquitecto de la misma a partir de 1610. Con su trabajo se relaciona el diseño de las galerías del piso alto y sus espléndidas bóvedas, muchas de ellas parecidas a las que figuran en su "Libro de traças de Cortes de Piedras". Su vinculación con el duque de Medina Sidonia le llevó a Sanlúcar de Barrameda, en donde realizó el campanario de la iglesia de Nuestra Señora de la O, la iglesia y hospital de la Caridad y, en 1616, las trazas de la iglesia de la Merced. Fue maestro mayor de la ciudad de Cádiz, interviniendo en la reconstrucción de sus murallas y sistemas defensivos, labores en las que colaboró el ingeniero Cristóbal de Rojas.

A la colaboración de ambos artistas con el arquitecto Miguel de Zumárraga se debe el diseño en 1615 de la iglesia del Sagrario de Sevilla, edificio directamente inspirado en la del hospital de la Sangre. Tampoco Rojas, formado en El Escorial y miembro de la Academia de Matemáticas de Madrid, contribuyó a difundir en Sevilla la estética cortesana. Su estilo, de raíz vignolesca, sufrió una evidente transformación al entrar en contacto con el ambiente artístico sevillano, siendo prueba de ello la portada del compás de la iglesia de Santo Domingo de Sanlúcar de Barrameda, iniciada en 1596. No obstante, sus principales tareas fueron de ingeniería, ciencia de la que escribió un interesante tratado titulado "Teoría y práctica de fortificación". El citado Zumárraga sucedió a Vandelvira al frente de las obras de la Lonja, sin que llegara a concluirlas. Tal operación se produciría en 1646 por Pedro Sánchez Falconete, arquitecto a quien se debe la iglesia del hospital de la Caridad y a quien hay que considerar el epílogo de la arquitectura sevillana del Renacimiento.

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