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Datos principales


Rango

Arte Español Medieval

Desarrollo


El desarrollo técnico de las vidrieras, proceso que conlleva un nuevo concepto simbólico de la luz y una nueva valoración e interpretación de los programas iconográficos, corre paralelo a la evolución de la arquitectura gótica. Es una respuesta congruente con las audacias constructivas que plantearon los maestros arquitectos del siglo XIII en las grandes catedrales. La explicación debe buscarse en la integración de las artes que propugna la monumentalidad enraizada en la estética del estilo gótico, en la que jugó un papel singular la disolución de los muros; en la nueva morfología han perdido en gran medida su función de soporte, para convertirse en una superficie traslúcida con contenido iconográfico. El origen de las vidrieras de la catedral de León, al igual que ocurría con la arquitectura y la escultura, debe rastrearse en la vidriera francesa; un análisis minucioso de los programas y de las técnicas utilizadas durante la segunda mitad del siglo XIII en la sede legionense, remite a los modelos de las catedrales de Reims o Amiens. La dificultad que tal estudio plantea se encuentra en las restauraciones realizadas entre los siglos XIX y XX por Demetrio de los Ríos y Juan Bautista Lázaro. Su intervención, muy positiva para la conservación de las vidrieras, plantea aún hoy muchas dudas sobre la idoneidad de los criterios metodológicos utilizados.

El grupo más singular de las vidrieras de la catedral de León está constituido por el conjunto realizado entre 1260 y 1300 que se fue enriqueciendo, con un ritmo de trabajo irregular, con magníficos ejemplares realizados en los siglos XV y XVI, para completar un total de 134 ventanales y 3 rosetones. Es el repertorio más importante y significativo del arte español. La elaboración de las vidrieras a lo largo de distintas épocas, la intervención de diversos talleres y la diversidad temática, aconsejan que su estudio no pierda de vista el orden topográfico. Las vidrieras de las naves laterales fueron realizadas en el curso de las restauraciones de los siglos XIX y XX, excepto las dos rosas que rematan la parte superior de las ventanas. La iconografía de sus medallones centrales se basa en figuras humanas que simbolizan los trabajos -representados por la caza, la hilatura, panadería, etcétera-,los vicios y las virtudes y la alusión a las ciencias y las artes por medio de los elementos constitutivos del trivium y quatrivium. La dispersión de algunas partes y las alteraciones del orden original impiden una lectura iconográfica sistematizada. El triforio, de forma similar a algunas catedrales francesas como la de Amiens, forma parte activa en la iluminación de la iglesia. Los triforios de la sede leonesa son obras de fines de siglo XIX; como los vidrieros no contaban con restos de entidad que permitiesen una aceptable restauración, se decantaron por temas del santoral en el presbiterio y por los heráldicos en el resto que, en el caso del muro Sur, corresponden a los escudos de las personas e instituciones que colaboraron económicamente en la restauración.

Las treinta y una ventanas que componen el claristorio crean la mayor superficie traslúcida de la catedral, cerrada con vidrieras de los siglos XIII y XV de variada temática. Las ventanas correspondientes al muro del Norte contienen temas del Antiguo Testamento en los que las figuras de los patriarcas, profetas y reyes, dispuestos de dos en dos, enuncian los designios de Dios en el proceso de salvación. El cambio de disposición de algunas escenas dificulta la lectura del texto iconográfico original; es posible que una de sus significaciones fuese la exaltación de la monarquía, en la medida en que un registro contiene una figura real que puede ser la representación del rey Alfonso X, aspecto que aproximaría este conjunto a Saint-Remy de Reims. Los profetas y patriarcas se pueden identificar por las inscripciones, mientras que ropajes y doseles arquitectónicos inducen a fechar algunas de estas vidrieras a fines del siglo XIII y principios del XIV. Sale de este esquema la denominada vidriera de la cacería, situada en el quinto lugar desde el muro de los pies. Los temas que se distribuyen por sus registros (escudo de Castilla y León, alusiones a la gramática, aritmética, dialéctica, una figura real cabalgando y distintos caballeros con escudos en actitud de caza), hacen de esta vidriera algo atípico en el arte religioso medieval. La hipótesis que se baraja, la sitúa en el palacio real de Alfonso X; más tarde, en el siglo XIV, fue reutilizada en la catedral.

El resto de las vidrieras del claristorio fueron realizadas en su mayoría durante el siglo XV y restauradas en el XIX. La documentación informa sobre la participación en la empresa artística de varios maestros vidrieros y pintores. Las cuatro vidrieras del lado Norte del crucero, con temas de reyes y mártires, son obra de Alfonso Díez (1424-1435). Las del brazo Sur contienen temas marianos y una escena de los Reyes Magos; la que se abre al muro occidental del brazo, próxima al rosetón, fue dibujada en el segundo tercio del siglo XV por el maestro Nicolás Francés conforme a su interpretación del estilo internacional, y ejecutada por los maestros vidrieros Valdovin y Anequin. La iconografía reflejada en el presbiterio está dedicada a los Apóstoles que ocupan los espacios superiores, y a los profetas que se dispusieron en los inferiores; en la elaboración intervino, según Fernández Arenas, el vidriero burgalés Juan de Arquer, documentado en León entre los años 1419 y 1425. La vidriera del presbiterio, correspondiente a la ventana situada sobre el eje longitudinal de la iglesia, originalmente del siglo XIII, fue destruida en el XVIII para crear una escenografía barroca. Los restauradores de fines del XIX la reconstruyeron con escenas tomadas de San Isidoro y algunos vidrios originales. El lado Sur del claristorio se compuso en el siglo XV y se restauró en 1897, excepto la ventana más cercana al muro de los pies; los vidrios originales utilizados en su reconstrucción procedían de otras vidrieras que podrían datarse, por sus relaciones formales con la cacería y con el presbiterio, en los siglos XIII y XIV.

En las capillas de la girola se conservan los vidrios más antiguos de Santa María de Regla. En una de las rosas de la capilla del Nacimiento se contiene una secuencia de la humanidad peregrina del siglo XIII, mientras que los santos orantes fueron realizados por Diego de Santillana a principios del siglo XVI. Mantienen un número importante de obras del siglo XIII las capillas de la Virgen de la Esperanza y la de San Antonio (o la Consolación). El rosetón Norte está dedicado a la exaltación de Cristo rey, rodeado por los reyes músicos. El conjunto conserva la tracería y vidrios del siglo XIV, pero en el siglo XV fue restaurada a iniciativa del obispo Villalón. Esta composición sirvió de modelo a los restauradores del siglo XIX para la reconstrucción del rosetón Sur, dedicado a la Coronación de María. El rosetón del immafronte, restaurado de forma muy discutible en Barcelona durante el año 1895, desarrolla el tema de la Virgen Madre de Dios, rodeada de ángeles músicos; alguno de sus vidrios se puede datar en el siglo XIV. Otras obras destacables son la vidriera de la Virgen del Dado y las que cierran la capilla de Santiago, antigua Librería. La primera, que está colocada en el paso que comunica la catedral con el claustro, fue realizada en 1454 por el maestro vidriero Anequin, sobre dibujos de Nicolás Francés. Las de la capilla de Santiago revisten un gran interés porque pueden constituir un referente de las instaladas en otras catedrales, como la de Oviedo, y que en la actualidad no existen. Fueron realizadas en 1508 por Diego de Santillana y se atienen a tres ciclos: a) Apostolado con María, San Juan Bautista y San Pablo; b) Padres de la Iglesia y Santos obispos y soldados; y c) santoral.

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