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Desarrollo


Ciudad de clara vocación marinera, industrial y comercial, es en el siglo XVIII cuando se produce su gran despegue económico y demográfico. Sus orígenes hay que buscarlos en tiempos de la dominación romana, siendo ocupado su solar por la IV Legión Macedónica, protegida tras un recinto amurallado en la isla de Santa Catalina. Pocos más datos hay acerca de Gijón hasta el siglo IX, apareciendo citada la población en un documento del año 857 en el que se detalla que ha sido otorgada dicha villa por el rey Ordoño. Mucho después, en el siglo XIV, se sabe, tras unas centurias anteriores ciertamente oscuras en cuanto a datos, que estuvo bajo el dominio del conde Rodrigo Álvarez, conde también de Noreña. Enrique II legó dichos condados a su hijo Alfonso Enríquez, con lo que Gijón pasó a formar parte del reino de Castilla. En 1395 la población quedó destruida por un incendio. El siglo XV es un periodo de desarrollo para la población y sus habitantes: la villa es repoblada a partir del 1400 y los Reyes Católicos fomentan la construcción de un puerto, fortificado en la centuria siguiente. Su carácter comercial y marinero se acrecentará en los siglos siguientes siendo, a partir del XVIII, capital marítima de la provincia y foco de una gran actividad económica, gracias a ser autorizado para comerciar con América a partir de 1778. El Siglo de las Luces tocará de lleno a Gijón, gracias a la figura de uno de sus hijos más ilustres, Gaspar Melchor de Jovellanos.

Éste, preocupado por la educación y el desarrollo de sus conciudadanos, crea en 1794 el Real Instituto Asturiano de Minas, con sus secciones de náutica y mineralogía, para el que contrató profesores, dispuso métodos y redactó libros de texto, sin escatimar esfuerzos por considerarlo la plasmación concreta de sus sueños de educador. En Asturias vive Jovellanos más de diez años, entregado a sus tareas intelectuales, entre las que destacan la redacción de su importante Memoria sobre el arreglo de la policía de espectáculos y diversiones públicas (1790), la preparación del texto final del Informe sobre el expediente de Ley Agraria (1795), que le había sido encargado por la Económica Matritense y que es quizá el más significativo documento del siglo, y el comienzo de su Diario, un testimonio de primer orden para rehacer la biografía de su autor y para captar admirablemente el espíritu de la época. En el siglo XIX Gijón se independiza de la Capitanía de Castilla y, en octubre de 1937, en plena Guerra Civil, es ocupado por las tropas rebeldes. Los avatares de la Historia y la pujanza e importancia de la ciudad han dejado un buen reguero de monumentos artísticos. Del siglo XV es el Palacio del conde de Revillagigedo, finalizado en el XVIII. Del XVI son el Palacio de Valdés, ahora convento del Santo Ángel; la Torre de los Jove-Hevia y la Casa de Jovellanos, edificada sobre el solar de los García-Jove y actual museo y hemeroteca. En el siglo XVII se construye la Capilla de la Trinidad y se reedifica la Capilla de los Remedios, en la que se conserva el sarcófago con los restos de Jovellanos. Del XVIII son la Capilla de San Lorenzo; la Colegiata de San Juan y el Palacio Municipal de Justicia.

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