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Datos principales


Desarrollo


Importante puerto a lo largo de toda la Edad Moderna, los vestigios más antiguos que indican asentamiento humano datan de la época romana. Está documentado que en la Edad Media en su solar se asentó una población conocida Santi Emetherii, nombre que con el tiempo derivaría en Santander. En 1068 a esta población le fue otorgado concedido un privilegio por el rey Sancho II, gracias a su importante función portuaria. En el año 1187 nuevamente recibió la atención de un monarca, al serle concedido un fuero por parte del rey Alfonso VIII. Por medio de este fuero el señorío de la población le fue encomendado al abad de San Emeterio. Bajo el reinado de Enrique IV a punto estuvo de pasar el señorío a manos del Marqués de Santillana, en 1465, hecho que no se consumó ante la oposición de sus moradores. La Edad Media y, fundamentalmente, la Edad Moderna, son épocas de gran desarrollo para Santander. Poco a poco el papel de Santander como gran puerto del Cantábrico se va incrementando, gracias a la industria pesquera -favorecida por Alfonso VIII- y al comercio. El factor principal es su excelente puerto, salida "natural" de Castilla hacia el Cantábrico, que le permite competir con su rival, Laredo. Los productos castellanos, fundamentalmente la lana, salen de Castilla en dirección a Flandes, Inglaterra o Francia utilizando ambos puertos, lo que redunda en un rápido crecimiento de la ciudad. Aun por detrás de Laredo en los siglos XVI y XVII -Laredo es uno de los ocho puertos españoles, junto con La Coruña, Bayona, Avilés, Bilbao, San Sebastián, Cartagena y Málaga, a los que se permite romper en 1529 el monopolio de Sevilla en el comercio con América-, en el siglo XVIII ya puede participar plenamente en el comercio de Indias, siendo creado el Consulado del Mar y Tierra.

El continuo crecimiento tanto económico como poblacional permiten que Fernando VI le conceda el título de ciudad. No obstante, la ciudad se ve fuertemente dañada por dos acontecimientos, que destrozan buena parte de su fisonomía urbana y obligan a una gran reconstrucción. El primero se produce en 1893, cuando explota el buque Cabo Machichaco; el segundo, en 1941, cuando un incendio de grandes proporciones destruye gran parte de la ciudad y de su patrimonio artístico. Ciudad señorial y elegante, junto a San Sebastián fue en los albores del siglo XX lugar de atracción para la aristocracia española, pues en ella veraneaba el rey Alfonso XIII. Las catástrofes antes citadas destruyeron buena parte del monumento histórico-artístico de Santander. A pesar de ello, aun pueden apreciarse buenas muestras de su pasado, como la Cripta del Cristo, del siglo XII, la Catedral, del XIV, la Iglesia de la Anunciación o de la Compañía, del XVII, o la Iglesia de la Consolación, cuyas obras comenzaron en 1772. Mucho más reciente, aunque de gran belleza y significación, es el Palacio de La Magdalena, de principios del siglo XX, residencia de Alfonso XIII y hoy sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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