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Datos principales


Rango

Edad Media

Desarrollo


Lugar habitado desde muy antiguo por íberos, griegos, fenicios, cartagineses, romanos, godos y árabes, su estratégica situación en pleno estrecho de Gibraltar ha hecho que ella puerta de entrada o salida a la península Ibérica. Los romanos establecieron allí una colonia, Portus Albus, cercana a las poblaciones de Baelo Claudia y Carteia. La entrada de los árabes en la Península supone la fundación de una ciudad, que llamarán Al-Yazira-Al-Hadra, Isla Verde, debido a un islote cercano dominado por ese color. Es ésta una etapa de esplendor, en la que se convierte en una de las principales poblaciones del sur de al-Andalus, beneficiada por su privilegiada situación geográfica. Parece ser que en ella nació Almanzor, el gran caudillo andalusí. De su importancia da fe el hecho de que dominara uno de los reinos taifas en que se dividió el Califato. Al-Himyari la describe como una ciudad "róspera, agradable para vivir, se beneficia a la vez a las producciones de su suelo y de las de su mar, todo contribuye a hacer allí la vida fácil". Otro cronista, al-Idrisi, dice que "está bien poblada". En el siglo IX Algeciras fue dotada con una muralla. Más tarde, el califa de Córdoba Abd al-Rahman III mandó construir unos astilleros para fabricar barcos de guerra. Durante este periodo la ciudad fue capital de una Kora o provincia islámica, que incluía el actual Campo de Gibraltar y parte de Alcalá de los Gazules y Estepona, llegando hasta Gaucín por el norte.

Palacios, mezquitas, baños, dos murallas y un hospital edificado en época almohade hacían de Algeciras una de las principales ciudades de al-Andalus. Tan codiciada pieza no podía por menos que llamar la atención de los monarcas cristianos. Alfonso X, Sancho IV y Fernando IV intentarán si éxito hacerse con la plaza. Por fin, en el año 1344 fue conquistada por Alfonso XI, no sin antes sufrir un asedio de casi dos años. La entrada del monarca se produjo el 28 de marzo de ese año, un Domingo de Ramos, lo que convirtió a Santa María de la Palma en la Patrona de Algeciras. La caída de Algeciras convierte más débil aun al ya languideciente reino de Granada, por lo que, en 1369, el sultán Muhammad V se apresura a reconquistarla. La presión cristiana es cada vez más fuerte, persuadiendo al sultán nazarí de que no podrá conservar Algeciras por mucho tiempo. Ante esto, decide incendiarla. La ciudad quedó arrasada, no resurgiendo como ciudad sino hasta principios del siglo XVIII.

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