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Datos principales


Rango

Edad Media

Desarrollo


Avila de los Caballeros, que también es éste su nombre, tiene una importancia capital a partir de los primeros momentos de la Reconquista. Sin embargo, se conoce que ya en su solar debió haber gentes asentadas, probablemente desde la Edad del Hierro. Del periodo prerromano aun quedan restos, como son los varios verracos y toros diseminados por la ciudad, alguno de ellos incluso reutilizado para construir su famosa muralla medieval. Pertenecen estos restos a la denominada cultura de Las Cogotas, lugar cercano a la actual Avila en el que se desarrolló un importante foco cultural previo a la llegada de los romanos. La romanización dejó algunos escasos restos, fundamentalmente en el área de la muralla -nuevamente algunas piezas han sido reutilizadas-, aunque es a finales de esta etapa cuando surgen algunos de los rasgos distintivos e identitarios de Ávila. Nos referimos a la presencia de sus santos mártires Segundo, quien se dice que fue uno de los Siete Varones Apostólicos que llegó a la península Ibérica para cristianizarla, y Vicente, Sabina y Cristeta, martirizados durante la persecución de Diocleciano. Otro hecho importante relacionado con la historia de Avila fue que el hereje Prisciliano fue obispo de la ciudad, allá por el siglo IV. La invasión musulmana de la Península llega también a Avila. La ciudad es tomada, sus murallas derruidas y edificadas otras nuevas. En el año 742 Alfonso I el Católico consigue apoderarse de la ciudad, que es reconquistada por Abd al-Rahman I cuarenta y tres años más tarde.

El avance conseguido por Alfonso VI, quien llega hasta el Tajo en su expansión, hace necesario repoblar los territorios conquistados, lo que implica de lleno a Avila como cabecera de la comarca y lugar desde el que dirigir la repoblación. También se hace necesario dotarla de unas robustas murallas, dada su posición avanzada, lo que ha dado lugar al que probablemente sea el ejemplo mejor conservado de muralla medieval en España. Con la repoblación llegan a Avila nuevas gentes de procedencias diversas. Raimundo de Borgoña es el encargado de dirigir los destinos de la ciudad, de organizar a su población y de traer nuevas gentes. Así, durante la segunda mitad del siglo XI se crean aldeas cercanas a la ciudad y a su muralla, que pronto se convertirán en arrabales. En el año de 1105 parece ser que sucede un episodio que dejará huella en la ciudad. Un grupo de nobles abulenses se enfrenta a los musulmanes en tierras de Zaragoza, al grito de "!Avila, Caballeros!", de donde deriva el nombre con el que a partir de entonces será conocida. Tres años más tarde es un grupo de mujeres, capitaneado por Jimena Blázquez, quien protagoniza un hecho heroico, al defender la ciudad del asedio árabe. Mezcla de leyenda y realidad es el relato que cuenta cómo la ciudad fue sitiada por el rey Alfonso I el Batallador. Casado éste con Urraca, pretendía el trono de Castilla, en oposición a un hijo de Urraca, Alfonso Raimúndez.

Este se refugió en Avila, contando con el favor de la población y nobleza locales. Sitiada la ciudad por Alfonso I, le fueron entregados como rehenes 60 caballeros, a cambio de no ser atacado mientras sus tropas buscaban a su hijo. Habiendo comprobado que se hallaba aun vivo, el Batallador quiso que se lo entregaran, a lo que los abulenses se negaron. En respuesta, Alfonso I el Batallador hizo quemar vivos a sus rehenes, por lo que el lugar es conocido como "de las hervencias". La participación de abulenses en la reconquista es recompensada con algunos favores reales. Alfonso VII concede a la ciudad el título de "Avila del rey" y Alfonso X otorga a los caballeros de Avila el privilegio de ir siempre delante en la batalla. Destacado fue también el episodio denominado de la "farsa de Avila", en el que un grupo de nobles castellanos, en una ceremonia oprobiosa que tuvo lugar en las afueras de la ciudad en el año 1465, depusieron a Enrique IV, allí representado por un muñeco. Aparte de las murallas, la Edad Media, probablemente la etapa de mayor significación histórica de Avila, deja otros importantes monumentos. Destaca entre todos su catedral, iniciada en el último tercio del siglo XII, un robusto templo románico tardío. También queda un rosario de iglesias, monasterios y palacios, cuyo número crecerá considerablemente varios siglos más tarde con la presencia de quien puede considerarse símbolo de la ciudad: Santa Teresa de Jesús.

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