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Datos principales


Rango

Castilla Baja Edad Media

Desarrollo


El reinado de Pedro I (1350-1369) coincidió con los años más duros de la crisis bajomedieval. Cruel para unos y justiciero para otros, Pedro I ha pasado a la posteridad asociado a la polémica. Fue sin duda un ardiente defensor de la autoridad monárquica, aunque es posible que se inspirara en los modelos de despotismo que le ofrecía el mundo oriental. En lugar de apoyarse en la alta nobleza, el monarca castellano buscó sus colaboradores preferentemente entre los legistas salidos de las Universidades, por lo general pertenecientes a los rangos de la baja nobleza. También tuvo estrechos lazos con los judios, a los que amparó de forma decidida, como se comprueba en las inscripciones de la sinagoga del Tránsito de Toledo, sumamente laudatorias para el monarca castellano. En cambio se mostró reticente a la convocatoria de Cortes. De hecho sólo se conservan los cuadernos de las celebradas en Valladolid en el año 1351, cuando Pedro I era todavía un joven de 17 años. En dicha reunión se tomaron diversas medidas encaminadas a paliar los efectos de la reciente peste negra, pero también, ante la presión que ejercía la alta nobleza, que pretendía repartirse las behetrías, se ordenó confeccionar un censo general de las mismas y de sus señores naturales: el Becerro del que se ha hablado con anterioridad. En el año 1354 comenzaron las dificultades para Pedro I, al constituirse una poderosa coalición nobiliaria contra él.

En ella participaban algunos de los bastardos habidos por Alfonso XI con su amante Leonor de Guzmán, mujer de excepcional belleza al decir de los cronistas. Pero también se integró en la coalición antimonárquica Juan Alfonso de Alburquerque, personaje que en los primeros años del reinado había gozado del favor de Pedro. Por si fuera poco, el bando antipetrista recibió el apoyo de la Corona francesa, molesta por el repudio del rey de Castilla a su joven esposa, la princesa gala Blanca de Borbón. Mas después de dos años de lucha incierta Pedro I salió vencedor. No obstante, en 1356, a raíz de un incidente marítimo que tuvo lugar en la localidad andaluza de Sanlúcar de Barrameda, estalló la guerra entre Castilla y Aragón, la denominada guerra de los dos Pedros, por el nombre de sus dos principales protagonistas. En esas condiciones Pedro IV de Aragón decidió dar su apoyo de forma explícita a los bastardos de Alfonso XI. El conflicto castellano-aragonés, salpicado de períodos de tregua, se prolongó hasta el año 1365. En un principio se sucedieron las iniciativas de ambos bandos. En 1359 la flota castellana atacó Barcelona, aunque sin éxito. Al año siguiente los bastardos invadieron Castilla, pero fueron derrotados en las proximidades de Nájera. Así las cosas, la paz de Terrer, firmada en el año 1361, dio paso a una paz de carácter temporal. Pero en 1362, después de lograr el apoyo inglés mediante el tratado de Londres, el monarca castellano reanudó la ofensiva contra Aragón. En esta ocasión los éxitos le sonrieron. Tras la conquista de villas como Calatayud, Borja o Cariñena se firmó, en 1363, una nueva paz, la de Murviedro, que consagraba la supremacía peninsular de Pedro I. Nuevamente se abrieron las hostilidades en 1365, año en el que los castellanos ocuparon la plaza de Murviedro. Pero para esas fechas sus enemigos, dirigidos por el bastardo Enrique de Trastámara, estaban preparando en toda regla una invasión del reino de Castilla.

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