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Datos principales


Rango

Periodo prerromano

Desarrollo


Ya hemos dicho anteriormente que la arquitectura de los iberos no responde a lo que sucede en otras sociedades similares de la cuenca del Mediterráneo, concretamente a las sociedades clásicas griega y romana. En el área ibera lo más sobresaliente en cuanto a arquitectura son las fortificaciones y murallas de los poblados. En este sentido cabe resaltar las palabras de Tarradell: "No se ha identificado nunca en los poblados o ciudades el doble tipo arquitectónico que constituye su aspecto más monumental desde las civilizaciones del Próximo Oriente, pasando a las altas culturas mediterráneas: el templo y el palacio". En la urbanística resalta la pobreza de los poblados ibéricos, hasta tal punto que para algunos investigadores no existió una arquitectura ibérica, sino que debió tratarse de un desarrollo urbanístico incipiente que fue cortado por las conquistas bárquida y romana. A partir de los estudios de García y Bellido sobre los yacimientos arqueológicos conocidos en su época y de las síntesis y descubrimientos posteriores (es muy interesante el estudio de Presedo citado en la bibliografía) sabemos que en la construcción los iberos utilizaron la piedra, el adobe y la madera. Los restos de construcciones de piedra son los más abundantes de los hallados en los poblados ibéricos, pero tiene una posible explicación natural por tratarse del material más duradero de los empleados. Los tamaños de las piedras varían, desde los bloques monumentales a pequeños cantos, y lo mismo la técnica de colocación, desde la simple mampostería hasta paredes realizadas con bloques perfectamente labrados.

Sabemos que el adobe fue utilizado con profusión dentro de la arquitectura del mundo ibérico, sin duda, como piensa Presedo, porque no debemos olvidar que en la mayor parte de los casos estamos hablando de la España seca y de zonas en donde la piedra se utilizaba para los cimientos, pero después la parte superior de las paredes se hacía de adobe. No obstante, por su propia naturaleza es bastante difícil detectar en las excavaciones esta situación. También se empleó el tapial y tenemos noticias de abundantes restos de madera en tumbas y poblados de época ibérica. Las soluciones arquitectónicas de los iberos fueron de lo más normal, el dintel y el arquitrabe, aunque sabemos que hay algún intento de cerrar un espacio con piezas de pequeño tamaño, como sucede en la puerta de la tumba 75 de Galera en la que se utilizan para cubrir un vano dos dovelas y una clave. En alguna ocasión hay también falsos arcos y falsas bóvedas realizados por aproximación de hiladas. Como ejemplo importante de arquitectura ibérica debemos citar Pozo Moro, bien conocido y estudiado por M. Almagro Gorbea, yacimiento que evidencia la existencia en el Sudeste de monumentos ibéricos de gran tamaño decorados con estatuas y relieves. También en Lacipo hay restos de un monumento del mismo tipo y quizás muchas de las piezas que se hallan en los museos procedan de monumentos similares que no se encontraron en tan buen estado de conservación. Otro monumento funerario ibérico de gran perfección técnica es el de Toya, que no es el único de los existentes en la necrópolis de la que formaba parte.

Hay, así mismo, algunos ejemplos de monumentos pertenecientes a la arquitectura religiosa, aunque no haya sido éste el elemento fundamental de la arquitectura ibérica. No obstante hay (o mejor, ha habido, por la destrucción de que ha sido objeto) un ejemplo impresionante de santuario, el templo del Cerro de los Santos, descubierto en 1830 y cuyas piedras, como las de tantos otros edificios de época antigua e incluso medieval o moderna, fueron utilizadas con profusión en las construcciones modernas de los alrededores. Hay otra serie de santuarios que, aunque desde el punto de vista religioso tienen gran importancia, desde el punto de vista arquitectónico apenas son dignos de mención: El Cigarralejo, La Serreta de Alcoy, etc.

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