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Datos principales


Rango

XX5

Desarrollo


Apenas sabemos nada de las obras anteriores a 1915 del que fue el mayor artífice de la escultura cubista, Henri Laurens (1885-1954), pues él mismo las destruyó. Por eso, su plástica necesariamente se inicia con las obras de un artista maduro, con los brotes de una planta crecida. Kahnweiler no dudó en llamarla" la fine fleur du cubisme". Desde 1911 le unió una estrecha amistad a George Braque, quien le introdujo en las particularidades del lenguaje que él y Picasso habían desarrollado. Sus trabajos se encuentran entre los más fértiles y felices de la escultura de nuestro siglo.Laurens se inspiró en los papiers collés de los creadores del cubismo y en los modelados polícromos y tableaux-objets de Picasso. Hasta 1918 sus obras abundan en las posibilidades de estas técnicas, que empleó con gran refinamiento. En sus comienzos, a diferencia de Picasso, no utilizó diversos materiales, sino que experimentó la combinación de formas geométricas puras talladas en madera, ensambladas y pintadas. Tal es el ejemplo de El clown, una suerte de machine á voir que denota una comprensión lúdica y muy atractiva de la instancia a la geometrización que los cubistas compartían con Cézanne.Pero también combinó la madera con el metal en piezas policromadas como las de Picasso, por ejemplo en su Botella, vaso y periódico de 1915, Botella y vaso de 1918 y en otras construcciones de esta época, habitualmente con temas de bodegón.

Aunque se sirve de las mismas técnicas que su predecesor, estas sculpto-peintures están tratadas con una sensibilidad notoriamente distinta. No se acusa en ellas la vivacidad o el prompto agudo de Picasso, sino que están guiadas por la gracia, la dulzura y la discreción ornamental. Su mejor correlato pictórico se halla en los cuadros de Juan Gris, cuya elaborada sencillez le es naturalmente afín. Laurens colocó en tres dimensiones la pintura del cubismo sintético más clásicamente purista. Al aplicar el color sobre los materiales fijaba las relaciones entre volúmenes y planos como en la pintura, diferenciándolos y, al tiempo, evitando que la iluminación externa alterara el entreverado de los componentes. Abundó en este recurso que compartía con quienes cultivaron la escultura cubista primigenia, pero su trabajo se orientó paulatinamente a dar una creciente independencia a la escultura con respecto a la pintura que engendró sus primeros modelos.También hizo suyo el método del papier collé, que empleó con maestría. Traspuso después el efecto de las texturas del collage a superficies de piedra o terracota policromadas, como en algunos de sus estupendos bajorrelieves de 1919 y 1920, que presentan instrumentos musicales, y en las composiciones en barro cocido como Mujer (1918), El frutero de uvas (1922) o Instrumentos musicales, ya de 1928. En los relieves se observa la importancia expresa que tuvieron los modelos de la pintura y el collage cubistas hasta época muy avanzada en su obra.

Sin embargo, por otro lado, ya en 1917 había encontrado soluciones en bulto redondo distintas al ensamblaje de materiales policromados, con volúmenes decididamente sólidos. La Cabeza de 1917, Mujer con guitarra de 1918, Vaso y botella, Hombre con pipa, Guitarra y otras creaciones de 1919 están entre los primeros ejemplos. Todas ellas son esculturas en piedra o en piedra policromada. La combinación compleja de planos en la figura va unida a una extraordinaria simplificación formal, con la que lograba una estilización sintética, clara y, pese al encanto de su poética ambigüedad, fácilmente legibles. Laurens, autor de pequeñas grandes obras, fue un excelente estilista. Sus mayores virtudes estribaban en la coherencia y en la economía de medios con las que supo expresar e individualizar.A veces trató temas de repertorio atípico dentro del cubismo (Cabeza de boxeador, 1920). Su tema eminente fue la mujer, asunto que en la década de los veinte le indujo a encontrar nuevas formas de solución plástica, en un horizonte distinto al del cubismo sintético. Entre las piezas más notables están Mujer del abanico (1921), Mujer en cuclillas (1922), Desnudo con espejo (1922), Mujer con cesto de uvas (1924), Cariátide (1929). Todas ellas son figuras exentas, fieles en cierto grado a un cubismo tangible, y siempre partícipes de un sentido de calma y meditación. La expresión clásica de humanidad puede ser comparada a la de la pintura de Amedeo Modigliani.

A partir de 1929, la mujer no era sólo tema preferente, sino el asunto único de su escultura, al tiempo que el tratamiento plástico se hace sumamente libre. La forma firme, compacta y angulosa es abandonada en favor de las ondulaciones y de una figuración abierta y audaz. Hubo en esta nueva plástica una evidente complicidad con el Matisse escultor, al tiempo que con las imbricaciones formales propias de las metamorfosis surrealistas. A veces volvió al rigor del período cubista o mantuvo reminiscencias de la escultura anterior, por ejemplo cuando representó el cabello en escalera. Tal es el caso de Torso (1935).La mujer se hizo objeto de confrontación de fuerzas sexuales en la escultura de Laurens. Gustó de las deformaciones alucinadas, de la orgánica de los ídolos de fecundidad, a veces en conjuntos biomorfos confusos en los que se encarna, vibrante, la figura femenina. Esto le condujo a arriesgar cada vez más en favor de la abstracción, de una abstracción vitalista. "Aspiro -dirá Laurens- a la maduración de las formas. Querría lograr hacerlas tan llenas, tan turgentes, que no se les pudiera añadir nada".

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