El cubismo en la escultura

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Datos principales


Rango

XX5

Desarrollo


En el grupo de la Section d'Or ocupó la escultura tempranamente un papel significativo. En 1913, con el relieve Los amantes, Raymond Duchamp-Villon se aventuró en una figuración muy abstraída y simplificada que jugaba con ritmos de llenos y vacíos. Pero, más que por el facetado cubista se interesó por la abstracción y por un dinamismo plástico afín a las preocupaciones cinéticas del futurismo (Boccioni). Su obra más ambiciosa, El caballo, del que realizó cinco versiones en 1914, obedece a esa estética de la máquina y la velocidad, a la que responde con una técnica eficaz y resoluta.El ucraniano Alexander Archipenko (1887-1964), vinculado a la vanguardia parisina entre 1908 y 1920, es otro iniciador de la abstracción en la escultura, a la que quiso transmitir algunos elementos estilísticos de la pintura cubista. Compartió con la Section d'Or el interés por la representación del movimiento, asunto que le ocupó en Andando, bronce de 1912. Consiguió soluciones cubistas muy felices en Cabeza: construcción de planos que se cruzan (1913) y en la Mujer con abanico (1914). El empleo del ensamblaje le condujo ya en 1914 a lo que bautizó con el nombre de sculpto-peinture, cuyos efectos se inspiraron en el collage y en el tableau-objet de Picasso. Archipenko abundaría durante años en la realización de relieves de diversos materiales pintados, actividad en la que compite, aunque no ventajosamente, con H.

Laurens
. Dado que fue un formalista neto más que un escultor de cosas, Archipenko destaca sobre todo por sus estilizaciones, juegos de huecos y llenos, tratamientos de superficie, etc.; por eso, el influjo que ejerció su obra afectó a los interesados por la abstracción, en especial fuera de Francia, en Alemania, Rusia y EE.UU.Braque apenas hizo incursiones en la escultura, si exceptuamos piezas aisladas, y siempre apreció la necesidad de mantener la bidimensionalidad como condición de la imagen. Sin embargo, su interés por lo táctil y las ilusiones volumétricas, que se prolonga en la obra de entreguerras, expresa tácitamente una preocupación escultórica; por ejemplo, cuando hace acusada la tangibilidad del cuadro por la introducción de diversas materias en él. El cubismo genuino cuenta, de todos modos, con una importante proyección en la escultura, y no sólo por obra de Picasso. Juan Gris modeló un Arlequín en yeso en 1917, encantadora figura compuesta en base a formas sencillas y económicas y mediante el entrecruzamiento de planos y volúmenes, que además pintó.Como Gris no era escultor, le asesoró en este trabajo su amigo Jacques (Jakoff) Lipchitz, artista lituano nacido en 1891 que se había instalado en París en 1909. Fue Lipchitz uno de los artífices de la escultura cubista más afín a la imaginería del Bateau-Lavoir. Ya en 1914, en el Marinero con guitarra, comenzó a aproximarse a los gustos cubistas en el tema y en el tratamiento formal.

Este consistía para él en un ligero despiece de los sencillos elementos que se articulan en la figura. Sólo que el descubrimiento del sintetismo cubista le impelió a aventurarse en la definición geométrica neta de los volúmenes y en poco tiempo se desquitó de rasgos naturalistas. Así, sus obras de 1915 y 1916 son muy abstractas y arcaizantes: la Bañista, y especialmente su Figura medio de pie. El proceso de trabajo de esos años denota una concentración paulatina de las formas en planos y bloques articulados mediante intersecciones limpias y complejas. Luego, ante las dificultades de la abstracción, buscó una mejor legibilidad de los motivos, para lo cual recuperó en cierto grado la apariencia figurativa, aun observando el despiece de planos, los juegos de secantes y diagonales y el gusto que había desarrollado por la arista viva. Lipchitz no sólo logró ser un maestro del arabesco abstracto. Si bien no fue un escultor de grandes sutilezas, sí dotó a su creación de notable versatilidad y se esforzó por privarla de anécdotas incómodas. En su imaginería anterior a 1925 abundan las bañistas, los músicos, pierrots y figuras de carnaval, de las que tanto gustaron Gris y Picasso. Entre sus piezas hay logros tan meritorios como la Bañista (III) de 1917, el Hombre sentado con guitarra (1918), el Hombre sentado (1922) o el Pierrot de 1925. Cada una de estas obras se distingue por una exploración formal particular. La atracción que sintió por la plástica africana y arcaica le llevó una y otra vez a estudiar el arte primitivo de diversa procedencia. Paulatinamente su escultura se hizo más monumental y primitivista, a la vez que se adentraba en el universo estético del surrealismo.

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