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Arnhem/Ardenas

Desarrollo


El fracasado levantamiento de Serbia convenció a Tito de la imposibilidad de ofrecer batallas campales al enemigo. Era preferible volver a las primitivas tácticas de guerrilla, golpeando intermitentemente al adversario, cortando sus vías de comunicación y retirándose cuando la presión alemana se hacía excesiva. Las brutalidades cometidas en Bosnia y Herzegovina por los "ustachis" con los serbios y por los "chetniks" con los croatas y musulmanes terminaron aportando a las filas partisanas un concurso cada vez más numeroso de campesinos. Muchos soldados del Ejército regular croata, desilusionados por el sometimiento del régimen de Pavelic a las potencias del Eje, desertaban y pasaban también a engrosar las filas del movimiento guerrillero. A comienzos de 1942, los partisanos parecían haber recuperado la iniciativa perdida. Desde su cuartel general de Foba, Tito controlaba el sureste de Bosnia y el norte de Montenegro. Ante la incapacidad de los italianos y croatas, en Alto Mando germano emprendió en abril una ofensiva para desalojar a los partisanos de sus posiciones. Tito no intentó resistir a esta tercera ofensiva. Se replegó hacia el norte, hacia el corazón de los dominios del Poglavnik. A finales de septiembre caía en su poder Jajce y el 5 de noviembre la importante ciudad de Bihac, a caballo entre Bosnia y Croacia. Los alemanes, peligrosamente comprometidos en Stalingrado y en Egipto, detuvieron entonces su acoso.

En Bihac, Tito se concedió una tregua para ocuparse de cuestiones organizativas. Los destacamentos partisanos quedaron reorganizados en ocho brigadas territoriales que, junto con los pequeños destacamentos existentes en las regiones no liberadas, formaron el Ejército Nacional de Liberación de Yugoslavia. Los efectivos de este ejército podían cifrarse en unos 150.000 hombres, distribuidos por todo el país. En buena parte de las zonas ocupadas la causa nacionalista progresaba impulsada por los comunistas. En Eslovenia, la resistencia a la ocupación italiana había sido unánime y los partisanos del Frente de la Libertad mantenían en jaque a los italianos y a los colaboracionistas de la Guardia Blanca. En Macedonia, donde los comunistas locales se habían separado en un principio de la dirección nacional, la ocupación búlgara sembró el descontento entre la población. Por ello el enviado de Tito, Svetozar Vukmanovic (Tempo), no encontró grandes dificultades para crear un movimiento partisano que, sin obtener éxitos espectaculares, dificultó mucho las comunicaciones del Eje en aquella vital zona de los Balcanes. En la misma Croacia, el poder de Pavelic se reducía a las proximidades de Zagreb y de algunas otras ciudades. El 26 de noviembre convocó Tito en Bihac a representantes de todas las nacionalidades de Yugoslavia para dar vida a un movimiento político de resistencia. La mayoría de los asistentes eran comunistas, pero había también representantes de otras fuerzas políticas.

La asamblea creó un Consejo Antifascista para la Liberación Nacional de Yugoslavia (AVNOJ). Su misión era trazar, bajo la oculta dirección del PCY, las bases para la recuperación nacional. Se aprobó un programa de seis puntos que garantizaba la propiedad privada, prometía elecciones democráticas tras la victoria y garantizaba los derechos de las minorías nacionales. A comienzos de 1943, los alemanes comenzaron a preocuparse seriamente por la situación de los Balcanes. La derrota del Eje en África dejaba peligrosamente al descubierto el flanco sur de Europa. Además, el desastre de Stalingrado y la consiguiente contraofensiva rusa minaban el prestigio de Alemania entre sus satélites. La creación del AVNOJ y las actividades del Ejército Nacional de Liberación suponían en estas condiciones un reto al que los generales de Hitler no podían sustraerse. En el mes de enero, los germanos concentraron una impresionante fuerza militar en Croacia. También fueron puestas en estado de alerta las tropas de Pavelic y las unidades italianas de Dalmacia. Atacado en su base de Bihac, Tito inició un nuevo repliegue de sus tropas. La cuarta ofensiva -o la operación blanco, en la clave alemana- permitió a los atacantes empujar a los partisanos hacia Montenegro. En Herzegovina les esperaba un ejército de 12.000 "chetniks" mandados por el propio Mihailovic, que se habían atrincherado en el río Neretva.

Los partisanos, bombardeados por la aviación, atacados por todos sus flancos y lastrados por miles de heridos y enfermos, lograron forzar el paso del río en Konjic y, tras dispersar a los "chetniks", se refugiaron entre sus unidades de Montenegro (marzo de 1943). Los alemanes creyeron llegado el momento de asestar el golpe definitivo. A las tropas que rodeaban a los titistas se unieron contingentes búlgaros. La quinta ofensiva -operación negro-, lanzada entre mayo y junio de 1943, estuvo a punto de terminar con el Ejército Nacional de Liberación. Los partisanos fueron diezmados y el propio Tito resultó herido. Tras penosa contramarcha, atravesaron el paso de Sutjeska y se pusieron a salvo en el noreste de Bosnia. En el mes de agosto, Tito estableció su Cuartel General en Jajce y procedió a reorganizar a sus menguadas fuerzas. Un acontecimiento inesperado vino a salvar la angustiosa situación de los resistentes. En septiembre de 1943 un golpe de Estado terminó con el régimen de Mussolini en Italia. El general Badoglio firmó el armisticio con los aliados. Las unidades italianas establecidas en los Balcanes -más de medio millón de hombres- se encontraban sin un motivo por el que luchar. Y cuando, a los pocos días, los alemanes ocuparon militarmente su país, muchos de aquellos hombres se pasaron con armas y bagajes a la guerrilla que, no sólo en Yugoslavia, sino también en Albania y Grecia, habían estado combatiendo hasta entonces.

Tito se movió febrilmente. Sus unidades ocuparon Montenegro y la mayor parte de las islas del Adriático. En Dalmacia, Eslovenia e Istria se hicieron dueños de la situación hasta que la reacción alemana les desalojó de las principales ciudades. Los "chetniks" de Montenegro, despreciados por los nazis tras el fracaso del Neretva, dejaron de ser un peligro para los partisanos, que ahora estaban casi tan bien armados como los alemanes. Aprovechando el giro de la situación, Tito se decidió a dar un importante paso político. En noviembre de 1943 reunió en Jajce al Consejo Antifascista, que se transformó en el Presidium de un frente democrático. Se creó un Comité de Liberación Nacional, que en la práctica equivalía a un Gobierno de concentración, y Tito, designado mariscal del Ejército, fue elegido su presidente. Ahondando en el programa de Bihac, la Asamblea de Jajce acordó la reunificación de Yugoslavia bajo la fórmula de un Estado federal y se negó al restablecimiento de la Monarquía hasta que, concluida la guerra, una votación popular decidiese el futuro régimen.

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