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FindeSiglo3

Desarrollo


Dentro de, esa tendencia a la huida evasiva del presente, Huysmans lo dijo: había que "¡sustituir la propia realidad por el sueño de la realidad!". Y lo había dicho dos años antes de que Jean Moréas lanzara el Manifiesto del Simbolismo en "Le Figaro Littéraire". El Simbolismo literario crece en París en torno al ambiente de sus minoritarias revistas. Se saben poseedoras de un estilo que los hacía inaccesibles al pueblo, se saben oscuros y difíciles, excéntricos y decadentes ("aunque todas las etiquetas son vanas, -decía Gustave Kahn- nos sentimos obligados a recordar, para la exacta información de los interesados, que decadente se pronuncia simbolista"). A los Martes de Mallarmé acudían también pintores que veían en sus teorías de la poesía pura y en la estimación del sonido de las palabras y su capacidad de evocar imágenes y, sobre todo, en su teoría de las correspondencias entre las artes, una ocasión para hacer pintura pura y valorar los propios medios expresivos sin prestar demasiada importancia al aspecto apariencial. Ya he comentado la importancia de las revistas literarias de los simbolistas para el desarrollo de las artes plásticas. Si bien su carácter de fuente es evidente, en cuanto el artista plástico se nutre de las demás actividades del espíritu (poesía, música, etc.), el hecho que más interesa destacar es que muchos de los literatos adheridos al simbolismo ejercieron una gran influencia en el terreno de la crítica de arte. Defendían a los artistas e intentaban buscar los puntos en común. Incluso se erigían en artífices de lo que debería ser en aquel momento una obra de arte. El caso más significativo es el de Albert Aurier quien no puede ser más directo en su proclama: Una obra de arte debe ser, a su juicio, ideativa, el único propósito debía ser la expresión de la Idea. Simbolista, la idea debe expresarse en formas. Sintética, expresará esos signos de manera comprensible para los otros. Subjetiva, el tema tratado debe considerarse la traducción de una idea por el sujeto y decorativa, la pintura, tal como la concebían los egipcios era un arte a la vez sintético, simbólico e ideativo.

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