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Norman/libro 3

Desarrollo


El 6 de junio de 1944, con el desembarco de un formidable ejército aliado en la costa de Normandía, se abrió el denominado segundo frente (el primero era el frente ruso): durante el mismo mes se conquistaron Cherbourg (27 de junio) y, poco después, Caen (7 de julio). En agosto, una Armada americana y otra francesa desembarcaron en Provenza provenientes del Africa septentrional: contra la enorme superioridad de medios y de hombres de los aliados poco servía a los nazis. El 25 de agosto, el general De Gaulle entro en París. En septiembre, toda Francia fue liberada de la ocupación enemiga. Los preparativos habían comenzado en la Conferencia de Teherán, celebrada desde el 28 de noviembre al 1 de diciembre de 1943, donde se encontraron Roosevelt, Churchill y Stalin. En esta conferencia, los "tres grandes" decidieron abrir un segundo frente que aligerara la presión alemana sobre el frente oriental y trasladar la guerra al corazón de Alemania. La apertura del segundo frente se llevó a cabo siete meses más tarde con el desembarco de Normandía. A las 2 de la madrugada las tropas aerotransportadas americanas y británicas fueron arrojadas en paracaídas sobre los objetivos preestablecidos. A las 3:14 horas comenzó el bombardeo aéreo de las playas, bombardeo que fue creciendo en intensidad hasta las 5:50, hora en que comenzó el cañoneo de los seiscientos barcos de guerra de escolta.

A las 6:30 horas, las primeras oleadas de medios de desembarco habían llegado a las playas. En la zona occidental, el Primer Ejército americano tomó por asalto las dos playas de Utah (el VII Cuerpo de Ejército estadounidense), mientras en la zona oriental, el Segundo Ejército inglés atacó la playa Gold (el XXX Cuerpo de Ejército británico) y las de Juno y Sord (el I Cuerpo de Ejército británico). Los desembarcos de Sword, Juno y Gold fueron un éxito rotundo; las divisiones inglesas y canadienses, utilizando armamentos especiales, idóneos para superar los obstáculos que se encontraban, aun encontrando una seria resistencia alemana en algunos puntos, fueron capaces de penetrar en el interior con fuerza, dirigiéndose hacia Caen. La carretera que une esta ciudad con Bayeaux a través de Creuilly fue ocupada y contenido un contraataque de la 211 división Panzer. En la zona occidental, también la playa Utah fue rápidamente conquistada, hasta tal punto que el VII Cuerpo de Ejército estadounidense consiguió tomar contacto con las tropas aerotransportadas y penetrar en el interior unas seis millas. Sólo en la playa de Omaha las cosas fueron verdaderamente mal: los escuadrones de asalto del V Cuerpo de Ejército estadounidense se quedaron totalmente sin el apoyo de los carros armados anfibios debido a que éstos, a causa de la borrasca marina, fueron bloqueados en la playa por la oposición alemana. Sólo a altas horas de la noche pudieron abrirse y alcanzar la carretera costera.

A medianoche del "Día-D" los aliados aún no habían conseguido alcanzar los objetivos preestablecidos aunque, a excepción del de Omaha, todos los desembarcos se habían realizado con éxito y los soldados habían establecido ya sólidas y amplias cabezas de puente. En la zona occidental, la primera misión del Primer Ejército estadounidense al mando de Bradley era la de aislar la península de Contentin y ocupar Cherbourgo, que presentaba, en las esperanzas de los aliados, la primera posibilidad de disponer de un verdadero puerto. El 17 de junio, la 9° división estadounidense llegó a Carteret y Portbail y el 21 de junio los americanos llegaron a las puertas de Cherbourgo, que asediaron con la 9? división, la 79? y la 4? división del VII Cuerpo de Ejército. Después de un breve pero durísimo asedio, el 27 de junio de 1944 Cherbourgo caía en manos de los aliados; sin embargo, antes de retirarse, los alemanes destruyeron las instalaciones portuarias, que no pudieron ser utilizadas hasta finales de agosto. Volviendo hacia el sur, el VII Cuerpo de Ejército se unió al VIII Cuerpo y juntos atacaron al VII Ejército alemán, conquistando St. Lô el 24 de julio. La península de Contentin fue completamente ocupada. Partiendo de la playa de Omaha el XIX Cuerpo de Ejército y el V Cuerpo americanos, el 10 de junio habían comenzado el avance hacia el sur, llegando el 17 de junio a Caumont, en la carretera entre Caen y St. Lô. Del 19 al 22 de junio, el canal de La Mancha se vio envuelto en violentas marejadas que destruyeron el puerto artificial ubicado en la playa Omaha y dañaron gravemente el de la playa Gold.

Esta circunstancia ralentizó mucho los programas de los aliados, que no pudieron contar con una afluencia regular de refuerzos y abastecimientos. Se averiaron un número de medios de desembarco cinco veces mayor que el demolido por el fuego alemán durante el "Día-D". Durante todo el mes de junio, el Segundo Ejército británico hizo pocos progresos en dirección a Caen. En los planes aliados, el avance sobre Caen tuvo que concentrar sobre sí la mayor parte de la oposición alemana, dejando libre el flanco derecho aliado para dirigirse hacia el sur y hacia el este. La resistencia alemana se demostró más dura de lo previsto. La invasión de Normandía por parte de las unidades americanas, británicas y canadienses durante el mes de junio de 1944 fue, sin duda, la más importante de las operaciones anfibias que jamás se hayan realizado. Fue significativa porque marcó el apogeo de la potencia aliada, siendo tan determinante para los fines de la victoria final de la Europa noroccidental, como lo fue la batalla de El Alamein en África y Stalingrado en Rusia o los realizados en Italia, de cuyas experiencias se nutrió el desembarco de Normandía. La batalla que convulsionó a Francia fue llevada a cabo con tenacidad y energía contra una nación que ya había sido abatida en diversos frentes. Sin las precedentes victorias y sin la libertad de acción precedentemente adquirida por las propias fuerzas aéreas y navales, los aliados no hubieran podido formar un nuevo frente.

Notable fue no tanto el curso de las operaciones cuanto la elaboración de los planes correspondientes; desde el comienzo estaba bien claro el esfuerzo que suponía realizar un plan que correspondiese a las mejores tradiciones de la estrategia, es decir, a las experiencias de los grandes genios del mando militar, permaneciendo unidos a ellos con un riesgo limitado lo más posible. Todas las personas a las que se les encargó contribuir a la elaboración del plan estaban íntimamente convencidas de que la guerra no podía ser vencida basándose exclusivamente en el progreso técnico, aun reconociendo su valor determinante. Habían experimentado que cada batalla tenía que ser dirigida a conseguir una victoria de valor decisivo, por lo que era necesario atenerse estrictamente a la concepción estratégica que prescribía no atacar al adversario frontalmente en el sector en el que se concentraban sus mayores fuerzas o en donde él esperaba la acción, sino en el punto más débil, en donde no se espera una ofensiva. Dichos conocidos principios constituyeron el fundamento de los dos planes de invasión más importantes, es decir, del proyecto para la operación estratégica "Overlord" y para la operación táctica "Neptuno". Ambos planes fueron sustancialmente el resultado de estudios por parte británica. La estructura inglesa y americana de los Estados Mayores permitió una completa libertad en las discusiones y garantizó que los hombres más inteligentes pudieran expresar sus propias ideas.

Dicho sistema superaba, por validez, el método alemán de elaboración de los planes estratégicos, condicionados casi por completo por las "intuiciones" de Hitler. El consenso responsable de los responsables generales de guerra, presidido por el Primer Ministro Wiston Churchill, fue muy superior. Igualmente importante fue la acción directiva ejercida por el Presidente Franklin D. Roosevelt, al menos hasta el verano de 1944. Una vez terminados los preparativos y la instrucción de los hombres destinados a participar en la empresa, no quedaba otra cosa sino decidir cuál sería el "Día-D", el "día del desembarco". La elección no fue fácil. Era necesario conciliar diversas exigencias: luz lunar a medianoche para el desembarco; media marea 40 minutos después del alba para que los cazadores tuvieran luz y tiempo suficientes para destruir los obstáculos antes de salir del agua; tres mareas en el espacio de 18 horas para poder colocar en tierra en aquel limitado período de tiempo 200.000 hombres v 20.000 vehículos. Según los expertos, estas condiciones, indispensables para el buen funcionamiento de la operación, se verificarían sólo los días 5-6-7 de junio y el 19-20-21 de junio. Eisenhower eligió la primera semana del mes: no quería perder más tiempo ya que los soldados comenzaban a manifestar su nerviosismo por la espera. Además de esta convergencia de condiciones, para que la operación "Overlord" se pudiera llevar a cabo se necesitaba que hiciera un buen tiempo.

Por su parte, Eisenhower tenía completa fe en la meteorología: decidió el 17 de mayo que el "Día-D" sería el 5 de junio. El motivo: si el día 5 fuera imposible realizar el asalto, tendría a disposición todavía otros dos días, mientras que eligiendo el 6, sólo le quedaría un día de reserva, lo que hacía todo más problemático. La tensión general, el ansia de los hombres, el ritmo intenso de los preparativos, el riesgo cada vez mayor a que se desvelase el secreto, hacían pensar a muchos altos oficiales que se arriesgaban, si se produjera mal tiempo, a realizar el desembarco el día 8 o el 9. Las mejores condiciones hubieran sido: el día 5, situación meteorológica tranquila; después, tres días iguales al 5, vientos de superficie que no superasen una velocidad de 15-20 km por hora, base de las nubes a más de mil metros, nubosidad no superior a los 5/10 y visibilidad de al menos 5 km. El 31 de mayo comenzaron a delinearse algunos elementos atmosféricos que preocuparon a los meteorólogos. Hubo un momento de espera en la esperanza de que los "poco prometedores" signos pudieran dispersarse. La mañana del jueves 1 de junio se presentó con nubes grises y una atmósfera muy pesada, similar a la que precede a un temporal. Con todo, aún no había motivos suficientes para alarmarse, a pesar de que las cosas no se estaban poniendo como se deseaban. Eisenhower y los demás mandos de la operación "Overlord" comenzaron a vivir horas de angustia.

La atmósfera en el Cuartel General era pesada. Mientras tanto, las tropas habían sido ya embarcadas en los barcos de transporte, los cuales esperaban en los puertos a que de un momento a otro les dieran la orden de zarpar. El día 3, sábado, fue el día señalado. Igualmente, algunos grandes barcos anclados en distintos puertos lejos de Normandía, cargados desde hacía dos días de militares en pie de guerra, zarparían en un par de horas para poder alcanzar el objetivo previsto para el "Día-D". La misma decisión se refería a los acorazados y a los cruceros de combate, anclados en Scapa Flow, en Belfast y en Clyde. En la inseguridad dominante, Eisenhower asumió la responsabilidad de correr el riesgo y dictó la orden de que la mayor parte de aquellos barcos de transporte y de guerra zarparan rumbo al mar, esperando que se produjera una mejoría atmosférica. La tarde del 3 de junio se tuvo una nueva reunión: los barcos ya habían zarpado y a los campos, vacíos por los hombres que ya había embarcado, comenzaban a llegar los hombres de la segunda oleada. Las informaciones que se recibían eran cada vez peores. La tempestad se estaba desencadenando en todo el Canal; una densa niebla se atisbaba en las costas de Normandía junto al azote de los vientos y los chubascos; otros convoyes estaban zarpando desde distintos puertos cuando se dieron cuenta de que tal vez hubiera sido mejor ordenar a los barcos que regresaran. Esto significaba retrasar la operación "Overlord" al menos veinticuatro horas.

Lunes 5 de junio de 1944, "Día-D" según la terminología militar; en Francia llueve a placer y sopla un viento intenso a lo largo de las costas. Las previsiones meteorológicas son pésimas. Los alemanes desconocen por completo lo que está sucediendo más allá de la Mancha. En efecto, aquella misma mañana, el mariscal Rommel ha abandonado el mando, situado en el castillo de los duques de Rochefoucauld, en La Roche-Guyon, para hacer una escapada a su casa de Herrlingen, en Alemania. Antes de partir ha telefoneado a von Rundstedt para pedir permiso. A lo largo de una prolongada conversación telefónica, Rommel comunica a su directo superior que no puede haber peligro de invasión durante aquellos días dadas las previsiones atmosféricas. Le anuncia también que al día siguiente llegaría el informe titulado "Juicio sobre la situación general". Dicho informe llegó puntualmente y, visto desde hoy, representa un documento curioso, además de interesante. En la introducción se puede leer el elenco de las "novedades" aliadas vistas con los ojos del comandante adversario: en la última semana se han acentuado los bombardeos en la zona del Paso de Calais, lo que "confirma las sospechas del "Schewerpunkt" de un desembarco a gran escala"; no es normal la "concentración de medios de desembarco avistados por la fuerza de reconocimiento aéreo en el sector de Dover"; algunos "puertos de la costa sur de Inglaterra no han sido visitados por la fuerza de reconocimiento"; finalmente, desde el 1 de junio, "aumento de radiotransmisiones enemigas con mensajes dirigidos a la Resistencia francesa, aunque, a juzgar por la experiencia, no se puede considerar como un indicio de una inminente invasión".

De todo esto se pueden sacar algunas conclusiones. La primera es que Rommel insistió testarudamente en su convicción de que los aliados realizarían el desembarco en el Paso de Calais. La segunda, que ni siquiera la excepcional frecuencia de radiocontactos entre el mando aliado y la Resistencia lo alarmaron de forma especial, a pesar de que los partisanos franceses habían sido advertidos para que estuvieran alerta a partir del 1 de junio, veinticuatro horas sobre veinticuatro. La tercera, que el reconocimiento aéreo alemán colaboró a aumentar la confusión inspeccionando únicamente el sector en el que estaban convencidos que los aliados partirían para el desembarco en el Paso de Calais: Dover.

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