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Anz/Cass Libro 3

Desarrollo


(del testimonio del comandante alemán von Senger)"Hice arrestar al abad y trasladarlo en coche hasta mi sede de mando. Durante una noche alojé al venerable sacerdote que se encontraba en compañía de otro monje. Mientras el abad fue mi huésped, recibí del Alto Mando la orden de convencerlo para que realizara una declaración en la radio en relación con la actitud de las tropas alemanas y su respeto a la neutralidad del monasterio. Decidí obedecer, ya que la destrucción del monasterio constituía un hecho de importancia histórica que implicaba mi honor personal de soldado y de cristiano. Después de haber hablado con su compañero, el abad consintió y ante un micrófono tuvimos un diálogo que fue más allá de lo previsto, ya que el abad lamentó la deplorable ruina y la irreparable destrucción de muchas preciosas obras de arte. Después de la transmisión, ordené que lo llevaran a Roma en coche, encargando a un oficial que lo condujera sano y salvo a Sant'Anselmo, adonde él mismo me pidió que lo enviara. Sant'Anselmo, en el Aventino, es el centro de la orden benedictina. Mi idea de trasladarlo a Sant'Alselmo no se pudo realizar. En la carretera de Roma, el coche fue detenido por unos agentes de Goebbels. Ministro de la Propaganda, Goebbels no quería dejar escapar este excelente elemento propagandístico y, según los métodos del Führer, actuó en el más completo desprecio hacia la persona humana. El anciano sacerdote, atemorizado, fue llevado ante una emisora de radio, durante le retuvieron durante mucho tiempo, sin alimento de ningún tipo, obligándole a realizar una nueva declaración preparada por los redactores de la radio.

Pero esto no fue todo. El Ministro de Propaganda, el más estúpido y arrogante de los siervos de Hitler, quería también su parte. La declaración que pidió se basaba en argumentos netamente políticos y propagandísticos. El desgraciado anciano ya no pudo más y se negó a hacer las declaraciones que le pedía y pidió ser puesto en libertad: enseguida comprendió que ya no era un huésped, sino un prisionero". Von Senger, antes del bombardeo de los B-17 y B-24 aliados puso a salvo preciosos documentos, como aquel que tenía el sello de Roberto Giuscardo y Ruggero I de Sicilia, los huesos de Desiderio y Apolinar, cuadros famosísimos, como la "Leda" de Leonardo y otras obras de Tintoretto, de Ghirlandio y Brueghel. Obviamente, no pudo hacer nada por los frescos de Luca Giordano, que terminaron hechos polvo junto al órgano barroco, al coro del siglo XVII y el altar mayor. En las criptas, sin embargo, las 576 toneladas de bombas dejaron intactas las tumbas de San Benito y Santa Escolástica.

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