La entrevista de Hendaya

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Anzio/Cassino

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Para entonces, los británicos habían captado a diversos generales españoles (20). Según documentación importante, ya disponible, el general Franco no estuvo bien informado de los planteamientos alemanes.Ciñéndonos a lo más relevante, Franco presentó la difícil situación económica española y, en consecuencia, la necesidad de justificar ante la opinión pública la entrada en la guerra con una sustancial ganancia territorial que sirviese para unir a los españoles en la empresa.Hitler preguntó sobre lo que se consideraba como una ganancia sustancial territorial. Franco procedió a explicar las pretensiones españolas con detalle y extensión.Hitler replicó que aunque había derrotado a Francia, el nuevo orden europeo no podía construirse sin la cooperación gala y que no estaba dispuesto a discutir cuestiones territoriales hasta que no viese a Pétain al día siguiente.Franco entonces se dio cuenta de su error. Un tanto aliviado se apartó del plan previamente preparado con Serrano, y declaró a Hitler que Pétain era un fiel amigo de España y que él no haría nada que pudiera perjudicarle como jefe del Gobierno francés.Hitler reiteró, por otra parte, que Inglaterra sería derrotada inmediatamente.Es fácil comprender la amargura de Serrano ante los resultados de esta entrevista y la retirada de anteriores promesas en Berlín. Serrano trató por todos los medios de volver a adquirir la posición perdida en su conversación posterior con Ribbentrop, pero fue inútil.

Fruto de esta entrevista, los alemanes presentaron a la firma un protocolo secreto que, tras diversas resistencias por parte española, fue firmado.En él, España se convertía en un país del Eje. El Gobierno se declaraba dispuesto a suscribir el pacto tripartito en una fecha a determinar conjuntamente y a entrar en guerra contra Inglaterra una vez concedidos los apoyos militares y económicos convenientes.A cambio, España recibiría Gibraltar y diversos territorios en Africa siempre que Francia obtuviera la misma compensación y fueran respetadas las reivindicaciones de Alemania e Italia.España se comprometía políticamente -Gestapo, Servicios Secretos, Alto Estado Mayor, acuerdos económicos- a cambio de un futurible. Pero no había un compromiso militar efectivo y determinado (21).El 28 de octubre, Italia inició el ataque a Grecia. Fue un auténtico desastre. Hitler empezó a considerar con más interés la conquista de Gibraltar, interés que se acrecentó cuando el general Ritter von Thoma informó bastante pesimista sobre las posibilidades italianas de tomar Suez.Desechando ya la participación italiana en la operación, Hitler expuso sus puntos de vista al mariscal Von Brauchitsch y al general Halder el 4 de noviembre. Habían de establecerse en España los aeropuertos necesarios y continuar los vuelos de reconocimiento.Una vez que Esparta entrase en guerra, los bombarderos alemanes atacarían a las fuerzas navales británicas situadas en el puerto.

Simultáneamente, las tropas preparadas en el sur de Francia y los escuadrones de bombardeo en picado cruzarían la frontera.El Estrecho se cerraría mientras tanto con el apoyo de la Marina española y a ser posible la francesa, contando con las baterías alemanas instaladas en la costa y las baterías de Ceuta y Tánger.Al mismo tiempo se efectuarían desembarcos de tropas alemanas en las islas Canarias, Cabo Verde, Azores, y transporte de contingentes al Marruecos español. Se advertiría a Portugal que si ayudaba al Reino Unido sería ocupado de inmediato (22).Estos planes de Hitler se plasmaron en la directiva 18, de 12 de noviembre, a los altos mandos de la Wehrmacht y en el plan de operaciones denominado Félix, que se elaboró posteriormente.Este plan distinguía seis fases:- Medidas preparatorias que se pudiesen disimular por completo, como refuerzo de la defensa del Campo de Gibraltar, venta de baterías, instalación de una base logística y Plana Mayor de reconocimiento.- Medidas preparatorias que no se pudiesen disimular enteramente, pero que no comprometiesen a España, como movimientos de aproximación en la frontera, traslado de unidades de aviación a los aeropuertos de salida y envío de submarinos al Mediterráneo occidental.- Entrada en España de las escuadrillas de aviación, que llegarían rápidamente a Gibraltar para asegurar la protección aérea, destruyendo el puerto y las unidades navales y permitiendo la aproximación de la artillería.

Se aseguraría la logística de los aviones trasladados a los aeródromos españoles. A continuación seguirían las unidades destinadas a reforzar la defensa de las costas españolas y a entrar en Portugal.- Ataque a Gibraltar, que se iniciaría veinticinco días después del paso de la frontera con el empleo masivo de artillería, aviones de bombardeo en picado, carros pesados y voladuras.- Cierre del Estrecho y paso de las tropas alemanas al Marruecos español.- Retirada de las tropas utilizadas en la operación en función de la situación y la actitud de Portugal (23).El Estado Mayor de Operaciones de la Wehrmacht urgió al Ministerio alemán de Asuntos Exteriores a finalizar las negociaciones con España, pues si se llevaba a efecto la operación a mediados de enero, debían comenzar los reconocimientos a principios de diciembre. Para entonces, la posición de España tenía que estar clarificada.El 30 de octubre, Franco escribió a Hitler recordándole las aspiraciones territoriales españolas en el norte de Africa, que habían quedado indeterminadas en el protocolo de Hendaya. Italia, el gran obstáculo para el reparto de las colonias francesas, parecía orientarse en otra dirección.Llevó esa carta a Berlín María del Carmen Fernández de Heredia, de la secretaría privada del ministro de Asuntos Exteriores.Hitler mandó llamar al ministro de Asuntos Exteriores español, quien salió para Berchtesgaden el día 14.

Una vez en el cuartel general de Hitler, Serrano Suñer, antes de entrevistarse con Hitler, hubo de escuchar severas exigencias de Ribbentrop, quien le urgió a llegar a un acuerdo. Curiosa y significativamente, en Berghof también estaba el ministro de Asuntos Exteriores italiano, el conde Ciano.El ministro español fue recibido por Hitler. Este procedió a explicarle la situación creada por el ataque italiano en Grecia y las nuevas directivas militares para la conquista de Gibraltar.Ramón Serrano Suñer recalcó una y otra vez la situación de impreparación de España y la necesidad de dar al pueblo español una empresa de política exterior para unificar y clarificar la situación interior.Hitler y Ribbentrop volvieron a manifestar que no se podía sacrificar a Francia. Se podía ocupar en aquel momento la Francia de Vichy si Pétain fuese recalcitrante, pero no el Marruecos francés.Hitler declaró, además, que ante la eventualidad de conflictos en la zona prefería que Gibraltar permaneciese en manos inglesas y el Marruecos francés con Pétain. Seguía considerando el ataque a Gibraltar o un inmediato cierre del Mediterráneo como un golpe decisivo en sus efectos psicológicos contra Inglaterra para hacerla desistir de la lucha, pero se fijaba un tiempo para preparar la operación que se tenía decidida.El ministro español, a pesar de ofrecerse para convencer a Franco, caso de una mayor flexibilidad en el reconocimiento de las reivindicaciones españolas, no pudo conseguir un cambio de posiciones.

La posterior entrevista con Ribbentrop tampoco fue concluyente. El intento de Serrano Suñer de mostrar que estaba mejor informado sobre la situación y refuerzos que recibía Inglaterra no sirvió de nada. No le pudo convencer de la necesidad de un ataque inmediato a Gibraltar con la colaboración de España, a cambio de las reivindicaciones en las colonias francesas del norte de Africa.El ministro español terminó su conversación de la misma forma que en la entrevista con Hitler. Utilizaría el tiempo de preparación para conseguir de Argentina, Canadá y Estados Unidos tanto trigo como fuese posible.Ni alemanes ni franceses ni italianos admitían las reivindicaciones españolas, ni tampoco hechos consumados. La recepción fue fría, y su partida más fría aún. Serrano volvió a España con el compromiso de entrar en guerra al mes siguiente (24).Mientras tanto, el almirante Canaris había vuelto a España para continuar los reconocimientos; los preparativos para la operación Félix se desarrollaban sin pausa, creándose regimientos especiales, asignándose artillería pesada, bombarderos, cazas, aviones de reconocimiento, batallones de artillería antiaérea y comenzando los entrenamientos de la infantería en las cercanías de Besançon (25).El problema de la ocupación de las islas Azores, Canarias, Madeira y Cabo Verde también se consideró. El 14 de noviembre, el almirante Raeder manifestó la dificultad de conquistar las islas de Cabo Verde y Azores, y la escasa utilidad de las islas Madeira.

Hitler no desechó la idea de las Azores, que en su opinión serían de gran importancia si los Estados Unidos entraban en guerra. Propuso, por ello, enviar varios oficiales de Marina y Aviación para estudiar las posibilidades de desembarco, de defensa y la situación de las pistas de aterrizaje, manifestando que podrían basarse allí los bombarderos de un radio de acción de 6.000 km (26).El 25 de noviembre, el embajador alemán en Madrid informó de que Franco había reunido a los ministros militares para una reunión secreta que continuaría al día siguiente.Habían surgido ya algunas objeciones. El período de dos meses de preparación era insuficiente y no aparecía con claridad lo que Alemania daba a cambio.Cuatro días después volvía a informar que el general Franco estaba de acuerdo en iniciar los preparativos, pero que no podía determinarse definitivamente la fecha de la entrada de España en guerra y que el ataque a Gibraltar debía coincidir con el ataque a Suez.El 5 de diciembre, el mariscal Brauchitsch y el general Halder explicaron a Hitler el plan de operaciones. Hitler se mostró conforme con la propuesta del Estado Mayor del Ejército de conseguir el máximo grado de sorpresa en el ataque aéreo al puerto de Gibraltar. Ello implicaría un retraso en el inicio del ataque por tierra.Hitler manifestó que pediría el consentimiento de Francia para cruzar la frontera el 10 de enero, haciendo aparecer los movimientos previos de tropas en la frontera como dirigidos contra la Francia de Vichy.

El ataque terrestre a Gibraltar se iniciaría el 4 ó 5 de febrero.Se consideró el reforzamiento defensivo de las Canarias con cuatro baterías de 120 ó 150 mm. Las islas de Madeira, Azores y Cabo Verde ya no entraron en los cálculos. Los preparativos no estarían listos para la fecha de ejecución del plan Félix (27).Con todo preparado, el general Jodl habría de ir a Madrid el 11 de diciembre para explicar al general Franco el plan de operaciones. Pero en esto llegaron las informaciones de Canaris, enviado a Madrid el 4 de diciembre con una carta de Hitler para el general Franco señalando la fecha del 10 de enero para el cruce de la frontera y la necesidad de llegar a un acuerdo.El 8 de diciembre telegrafió que Franco no consideraba oportuno acceder a ello porque España no estaba preparada. Las dificultades económicas eran graves, los abastecimientos insuficientes y los preparativos militares incompletos.En estas condiciones, una guerra de larga duración impondría a los españoles sacrificios insoportables. Además se corría el riesgo de perder alguna de las islas Canarias, Guinea e incluso dar motivo a Inglaterra y Estados Unidos para ocupar Azores, Madeira y Cabo Verde.Con todo, los preparativos debían continuar.Al recibirse esta información, de inmediato se solicitó a Canaris que preguntase a Franco en qué fecha podría iniciarse el ataque.El 10 de diciembre, Canaris respondió que en su conversación con Franco éste no le había señalado ninguna fecha, a pesar de sus requerimientos.

Para Franco todo dependía de la futura evolución económica, que no podía preverse. Sólo estaría en guerra cuando el Reino Unido estuviese a punto del colapso.Al recibir esta información, Hitler decidió finalizar los reconocimientos, pero no llevar a efecto la operación. Las baterías preparadas para Ceuta, Tarifa y Canarias no habían de ser enviadas.El 9 de enero, en una reunión en Berghof entre Hitler, el comandante en jefe del Ejército y los jefes de Estado Mayor de Operaciones de la Wehrmacht, el Führer, influido por Raeder, indicó que debía hacerse un nuevo intento para que España entrase en guerra.Para ello había de estudiarse la forma de que Mussolini influyese en Franco. Hitler nunca quiso llevar a efecto la operación Félix sin el consentimiento de España, o contra su voluntad.Mussolini se reunió con Hitler el 18 de enero. El Duce estuvo de acuerdo. Si España entraba en guerra, la situación militar en el Mediterráneo se alteraría drásticamente. Hitler ordenó mantener los preparativos para Félix.Pero a los pocos días el general Jodl señaló que el ataque a Gibraltar no podría efectuarse antes de mediados de abril si los preparativos finalizaban el 1 de febrero, y, sobre todo, las fuerzas asignadas no podrían emplearse en la operación Barbarroja, cuyo inicio estaba pensado para mediados de mayo. Hitler, por ello, ordenó desechar Félix.

Mussolini se entrevistó con Franco en Bordighera a principios de febrero. El Duce no dio mano libre a Franco en el norte de Africa y Franco expuso la difícil situación económica de España. No hubo ningún acuerdo (28).Nuevos planes se fueron preparando en función de las noticias de los servicios de inteligencia sobre posibles desembarcos británicos en la Península Ibérica. Así nació la operación Isabella.En mayo de 1942, Hitler firmó la directiva 42, que fijaba los principios para las operaciones defensivas de la Península Ibérica y la Francia de Vichy. Así surgió IlonaA partir de este momento puede hablarse de auténtica presión alemana sobre España. Esta presión se hizo más fuerte tras la operación Torch. Por ello se decretó la movilización (29).En 1943, Franco, ante las presiones del embajador alemán Von Moltke, solicitó Argelia y el Marruecos francés. El embajador respondió que era imposible al habérselo ofrecido ya a Italia. Franco contestó: "Pues dejen a los italianos luchar por ello" (30).

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