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Datos principales


Rango

Barroco6

Desarrollo


El predominio durante la época barroca del sistema absolutista favoreció de manera singular la construcción de palacios por toda Europa. Por esto contaron con unas características generales debidas a su carácter funcional y emblemático, aunque a ellas se unieron otras de tipo local que terminaron por configurar las tipologías nacionales.Así, por ejemplo, el palacio francés resulta en esencia muy diferente del español o del italiano. Estos aparecen configurados como volúmenes cerrados en torno a un patio, con las salas principales abiertas hacia la calle para de esta manera reforzar el carácter emblemático. Por contra, el palacio francés se estructura con una planta en U, de tal manera que se abre al mundo exterior del que el patio solamente queda separado por un pequeño tabique o una verja, aislando por otra parte al edificio un foso, que más que una barrera física, es simbólica, y que por otro lado, junto con las torres que a veces aparecen en las esquinas, supone un recuerdo de aquel castillo fortaleza de los tiempos feudales cuyo carácter de representación podía adecuarse perfectamente al sistema absolutista. Por otra parte, las habitaciones principales se localizan en el ala situada al fondo del patio y abierta hacia éste, con lo que se trata de equilibrar una apertura al exterior con un sentido de intimidad.De igual manera existe otra contradicción esencial entre el palacio español e italiano y el francés, pues mientras los primeros se definen como un volumen único, el francés muestra distintos volúmenes que vienen determinados por los diversos pabellones que lo conforman.

El origen de esos rasgos singulares del palacio barroco francés ha de situarse en los finales del gótico, cuando cayendo en desuso los castillos fortaleza, se construyeron los primeros palacios propiamente dichos, como fue, por ejemplo, el de Jacques Coeur en la ciudad de Bourges. Durante el Renacimiento, la evolución fue conformando una tipología adecuada a la civilización francesa, y así destacan por ejemplo el palacio de Chambord, en el que por primera vez aparece el appartement, que será la división interior propia del palacio francés durante el siglo XVII, y que al verse en el proyecto que para este edificio hizo Domenico da Cortona, puede considerarse como derivada en última instancia de su maestro Giuliano da Sangallo, quien la empleó en la villa que construyó para Lorenzo de Médicis en Poggio a Caiano. Por otra parte, también en la época renacentista, el palacio de Bury aparece diseñado ya con una planta en U, cuyo lado abierto se cierra por medio de una arquería.Centrados de nuevo en el siglo XVII, cabría señalar que la aportación italiana a Francia en el terreno de la arquitectura civil fue durante este período muy escasa. A este respecto solamente merecen mención como hechos más significativos, por un lado, la presencia de Vigarini, al que en 1659 recurrió el cardenal Mazarino para que organizara las fiestas de la boda entre Luis XIV y María Teresa de Austria, y para que construyera el teatro de las Tullerías que finalmente fue hecho por Le Vau, y, por otro lado, la estancia de Bernini para proyectar la construcción de la fachada oriental del Louvre, que no llegó a hacer.

Por todo ello, la influencia italiana en este campo quedó reducida de manera substancial a las obras de tipo efímero, empleadas en las grandes fiestas en las ciudades o en Versalles, así como en las pompas fúnebres de los grandes del reino.Con estos presupuestos, durante el siglo XVII se construyeron numerosos palacios especialmente en las afueras de París y por encargo de grandes financieros o políticos, interviniendo en su edificación los más importantes arquitectos franceses del momento, aunque por su trascendencia en la evolución destacaron sobre todo Salomon de Brosse, François Mansart, Louis Le Vau y Jules Hardouin Mansart.

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