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Barroco5

Desarrollo


Tras el período floreciente de la arquitectura religiosa, las cosas cambiaron una vez que Luis XIV asumió el gobierno de la nación. Puede que en parte se debiese a que ya estaban resueltas las necesidades de iglesias, y en parte a que el empeño constructivo, se orientó hacia las obras emblemáticas que señalaran la importancia de París como capital del reino, sobre todo desde el momento en el que el rey decidió trasladar su residencia a Versalles.Una de las primeras actuaciones en este período fue el Collège des Quatre Nations -hoy Institut de France-. El día 9 de marzo de 1661 moría el cardenal Mazarino, y moría muy rico, aunque bien es verdad, y justo es decirlo, en múltiples ocasiones su dinero favoreció diversas instituciones. Y fue en uno de esos actos magnánimos, justo tres días antes de su fallecimiento, cuando dejó dos millones de libras para la construcción de un Colegio que albergara a sesenta escolares procedentes de Artois, Alsacia, Piamonte y el Rosellón, las provincias anexionadas a Francia durante su estancia en la jefatura del gobierno.Sin embargo, muerto el cardenal, las obras aún tardaron en comenzar y no lo hicieron hasta 1663 y con la idea no ya sólo de levantar un edificio, sino de hacer todo un importante proyecto urbanístico. El edificio quedaría situado en la margen izquierda del Sena, frente a la Cour Carrée del Louvre, formando entre ambos un conjunto único, pues además de algunas transformaciones en el entorno, se proyectaba su unión mediante un puente sobre el río.

Sin embargo, éste no llegó a construirse hasta el siglo XIX, con el Pont des Arts, con lo que todo se redujo a la construcción del Colegio.El encargado de llevar a cabo el proyecto fue Louis Le Vau, quien levantó uno de los pocos edificios franceses que presenta un buen número de rasgos propios de la arquitectura barroca romana. Esto queda claro, por ejemplo, en la disposición de la iglesia, que con una cúpula como elemento destacado, está situada en el eje del conjunto general del colegio y flanqueada por un par de alas curvas que forman ante ella un espacio cóncavo, cuyos precedentes son claramente italianos.La capilla responde al esquema de las llamadas iglesias de tipo jesuítico y la cúpula, dispuesta sobre el crucero, tiene estructurado el tambor por medio de machones con pilastras corintias pareadas entre los que se abren vanos en forma de arcos de medio punto. La portada está compuesta por un frontispicio con columnas que soportan un frontón triangular, pero, sobre todo, es importante el que no impide la visión de la cúpula, con lo que así queda corregido aquel defecto visual frecuente en los comienzos del siglo.En 1670, Luis XIV fundaba el Hotêl des Invalides, una institución de gran importancia y de auténtica justicia social, ya que en ella se daría acogida a todos aquellos soldados que a lo largo de tantos años de guerras por la Patria, habían quedado inválidos. Con anterioridad, la mayoría de ellos o eran acogidos al cuidado de órdenes religiosas de tipo hospitalario, o se veían condenados a la mendicidad.

Para sede de la institución se decidió levantar en el llano de Grenelle un gran edificio que, siguiendo planos de Libéral Bruant, fue construido entre 1671 y 1676 por Jules-Hardouin Mansart. En el centro de aquel magno conjunto se dispuso una iglesia dedicada a San Luis, que también fue llamada de los Soldados, y que presentaba una planta basilical y una muy sobria decoración. Sin embargo, poco después, Luis XIV encargaba a Jules-Hardouin Mansart el proyecto de añadir a esta iglesia una capilla que debería quedar como un testimonio de la gloria de su reinado, llegando incluso a pensar disponer en ella el Panteón de los Borbones que François Mansart había proyectado en 1665 para la abadía de Saint-Denis y que no se había llegado a construir. Pero, aunque la idea del panteón se abandonó, el diseño para Saint-Denis influyó de una manera importante en la iglesia de los Inválidos, tanto en la planta como en la estructura de la cúpula.Aprobado el proyecto, las obras comenzaron en el año 1677, concluyéndose en lo fundamental en 1691, aunque todavía se prolongaron algunos trabajos hasta 1735, siendo Robert de Cotte quien dirigió la fase final de ésta que se llamó la Eglise du Dôme por la cúpula que domina el conjunto y que fue uno de los deseos del rey.La planta de la capilla es de tipo centralizado, en forma de cruz griega a la que se unen pequeñas capillas en los ángulos. Estas comunican con el espacio central a través de un largo y estrecho pasillo, idea que ya aparecía en los proyectos de François Mansart para el Panteón de los Borbones y que se hicieron en el Val-de-Grâce y en la iglesia de la Visitación.

Con frecuencia, se han señalado varias relaciones entre esta capilla y la basílica de San Pedro del Vaticano. Como primer aspecto estaría el intento de revalorizar la cúpula, empleando para ello una planta semejante a la de Miguel Angel, aunque por otra parte también es cierto que contaba con numerosos antecedentes franceses de iglesias de planta centralizada tendentes a hacer resaltar las cúpulas. Igualmente se relaciona con la basílica vaticana la intención de disponer ante el edificio una explanada cuadrada, cerrada con arquerías y delimitada con cuatro pequeños pabellones con cúpulas, que se asemejaría a la plaza de San Pedro de Bernini Sin embargo, ésta no llegó a realizarse, y solamente se pudo realzar la fachada y la cúpula con una gran avenida que, a través del campo, permitía la visión del conjunto, y que es la actual Avenue de Breteuil.La composición de la fachada puede estar igualmente inspirada en las obras de François Mansart, pues con frecuencia se ha señalado la semejanza con la de la iglesia de los Mínimos de París, construida por él. Pero de todas formas su estructura también entra dentro de la corriente francesa del momento, pues se constituye a base de dos cuerpos con un frontispicio en la parte central resaltado por medio de columnas y coronado por un frontón triangular, apreciándose en general una progresión de planos que van sobresaliendo hacia el centro, lo que le da una movilidad plenamente barroca.

Además, la fachada queda unida estructural y estéticamente con la cúpula de la que no debe desligarse. Esta, aunque en última instancia procede de la de San Pedro del Vaticano, resulta sumamente curiosa gracias a algunos aspectos particulares que presenta, destacando de una forma especial su tendencia a la verticalidad y a la movilidad, a lo que contribuyen varios elementos dispuestos sabiamente por Jules-Hardouin Mansart. La verticalidad está determinada por la duplicación del tambor, al que ha añadido un segundo cuerpo. En segundo lugar, dispuso en el tambor, directamente sobre cada una de las pechinas, un par de contrafuertes, que aparte de su función arquitectónica, sirven también para disminuir el efecto óptico de estatismo en la cúpula. Finalmente, en la articulación del tambor merece una especial atención la disposición de un machón, en vez de un vano, directamente en el eje de la fachada, lo cual resulta absolutamente anticlásico, repitiéndose el mismo esquema en la linterna. La ligazón de la cúpula con la fachada también queda de manifiesto en otros aspectos, como, por ejemplo, la composición a base de unas líneas que ascienden desde las columnas del pórtico a través de los contrafuertes del primer piso del tambor y las aletas del segundo, hasta las costillas de la cúpula. Además, entre estas últimas se colocaron trofeos dorados que añadieron una nota de barroquismo al conjunto.Por otra parte, la estructura de la cúpula también está relacionada con las proyectadas por François Mansart para el Panteón de los Borbones y la iglesia de la Visitación.

Hay así una primera cúpula truncada, por encima de la cual está la verdadera, en la que se pintó la Gloria celestial; ésta recibe una luz pensada bajo conceptos escenográficos y de sorpresa plenamente barrocos, ya que la iluminan los vanos abiertos en el segundo cuerpo del tambor, que desde el interior de la iglesia están ocultos de la vista por la cúpula truncada.El aspecto del interior del edificio es también muy barroco, aunque en la actualidad está muy alterado por la excavación hecha bajo la cúpula para acoger la sepultura de Napoleón. En esencia, los muros se articulan mediante un orden corintio a base de pilastras en los brazos de la cruz, y un par de columnas ante cada uno de los cuatro machones que dan hacia el espacio central. Entre cada uno de estos pares de columnas se abren, bajo unos relieves de piedra, los vanos que sirven de comunicación con las capillas angulares, siendo por tanto el mismo esquema utilizado en la iglesia del Val-de-Gráce, con la salvedad de que aquí, como en San Pedro del Vaticano, de donde en última instancia derivan, en lugar de relieves hay unos balconcillos.El colofón a la arquitectura religiosa francesa del siglo XVII debe ponerse con otro edificio de planta centralizada, la iglesia de la Salpêtrière. En realidad, ésta fue la capilla de una institución fundada en 1656 por Mazarino y Luis XIV que, con el nombre de Hôspital Géneral des Pauvres de Paris, pretendía, si no erradicar totalmente, al menos sí disminuir la mendicidad en la ciudad de París que contaba con el altísimo censo de cincuenta y cinco mil pobres; pero además de mendigos, debería acoger también a dementes, enfermos y prostitutas.

El lugar elegido fue un pequeño arsenal situado en la margen izquierda del Sena y un poco aguas arriba de la Cité, donde en tiempos de Luis XIII se fabricaba pólvora con salitre (salpétre), de donde derivó el nombre con que se conoció a la institución.El primitivo edificio pronto resultó pequeño y fue ampliado por Le Vau y Le Muet. Y dentro de esta política de ampliación, en 1670 se encargaba a Libéral Bruant la construcción de una capilla que se pondría bajo la advocación de San Luis. Mas, dado que aquel edificio debería ser común para toda clase de personas acogidas en el lugar, se buscó un tipo de planta que permitiera la presencia de todos en las ceremonias religiosas, pero estando al mismo tiempo prudentemente separados.Así se optó por el modelo, harto probado ya en Francia, de una planta de cruz griega de brazos rectangulares y capillas en los ángulos, quedando todos estos espacios independientes entre sí y asomados mediante una especie de ábsides truncados al espacio central de planta octogonal y cubierto por una cúpula. Con todo ello, se ve que esta iglesia no hace sino prolongar una tipología muy utilizada en Francia a lo largo del siglo XVII, y especialmente en su segunda mitad.Como conclusión, y a tenor de lo hasta aquí visto, puede señalarse cómo el origen de la mayoría de estas iglesias parece situarse en esquemas procedentes de Italia, pero que poco a poco se van adecuando, al menos en los edificios más importantes, hacia una tipología acorde a las necesidades y a la estética francesa. Hay en ellas una propensión hacia un tipo de planta centralizada en la que como rasgo significativo se observa la apertura de unas capillas angulares hacia el espacio central; igualmente las cúpulas van adquiriendo progresivamente una mayor esbeltez y complicación, lo que en buena medida propicia la tendencia a la planta de tipo centralizado. Por otra parte, están las fachadas, que, aunque basadas en esquemas italianos, lo hacen traduciéndolos a un lenguaje francés.

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